Mérida, Yuc.- Cada 35 horas una persona se suicidó en los primeros ocho meses de 2018 en Yucatán, pues hasta el 31 de agosto la cifra de muertes autoinfligidas es de 167, que representa un incremento del 18% en relación con los 141 casos del mismo período de 2017.

Las estadísticas del presente año son similares a las de 2016, calendario en el que se llegó a la cifra récord de 227 suicidios en el Estado. Lo que ha llamado la atención de las autoridades de salud mental es que en las últimas semanas el rango de edades de los suicidas va de los 20 a los 32 años de edad.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud estatal, en los primeros ocho meses de 2018 han ocurrido 167 suicidios en Yucatán, cifra récord que superó los 141 del año pasado.
En enero ocurrieron 13 suicidios; en febrero, 26; en marzo, 24; en abril, 22; en mayo, 28; en junio, 21; en julio, 20, y en agosto, 13, para un total de 167 muertes autoinfligidas en los primeros ocho meses de este almanaque.

En 2017, las cifras fueron 18 suicidios en enero; en febrero, 9; en marzo, 16; en abril, 17; en mayo, 24; en junio, 18; en julio, 19 y en agosto, 20, para un total de 141 casos.
En este año, de los 67 suicidios, 139 son hombres y 28 mujeres. De este total se ha registrado la muerte autoinfligida de cinco menores de edad.

El método del ahorcamiento es el más utilizado en Yucatán para quitarse la vida, con 147 casos, mientras 17 han sido por envenenamiento y tres por otros medios, como disparo de arma de fuego.

Mérida es el municipio con mayor incidencia, con 70 muertes autoinfligidas; en segundo lugar está Kanasín, con 16 casos; el tercero es Umán, con 8; le sigue Tecoh, con 5; luego Ticul, Valladolid y Progreso, con 4 cada uno; mientras que Celestún, Baca, Cuzamá y Conkal, con 3, además Hunucmá, Opichén, Oxkutzcab y Yaxcabá, con 2 casos, y hay otros 38 que también sucedieron en el interior del Estado.

De acuerdo con la Unidad de Salud Mental de la SSY, la depresión es el detonador para que las personas atenten contra su vida y las causas son los problemas económicos, pleitos de parejas y en tercer lugar enfermedades terminales y adicciones.