Llega a Yucatán para dedicar su vida a la promoción cultural

Silvia Terán y Contreras,etnóloga y maestra en Ciencias Antropológicas, está enamorada de la cultura maya y su gente.

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Enamorada de la cultura maya y su gente, decidió vivir en Yucatán en 1978 y desde entonces, con el apoyo de su esposo Christian Rasmussen, generó valiosos documentos y bibliografías que forman parte de la memoria histórica de la entidad. (Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- El amor por indagar en las raíces de la sociedad cultural llevó a la etnóloga y maestra en Ciencias Antropológicas Silvia Terán y Contreras por diversos caminos, entre ellos el campo yucateco.

Xocén tierra que albergó el llamado libro de las profecías, los 106 municipios y sus artesanías, y 20 años dedicados a la difusión del quehacer de las bordadoras del Estado, sumó 40 años de carrera en la investigación y promoción cultural.

Actualmente es coordinadora del área de Investigación y Curaduría del Gran Museo del Mundo Maya de Mérida (GMMMM) y está preparando una exposición de ternos bordados que se ofrendan a la Virgen, sudarios, manteles para altares, banderones y estandartes de los gremios religiosos, como muestra del fervor expresado en tela para sus santos patronos.

Esta muestra reunirá piezas de distintas iglesias y contará con el respaldo de una investigación, próximamente se montará en salas del recinto en el que labora. 

Enamorada de la cultura maya y su gente, decidió vivir en Yucatán en 1978 y desde entonces, con el apoyo de su esposo el antropólogo Christian Heilskov Rasmussen, generó valiosos documentos y bibliografías que forman parte de la memoria histórica de la entidad. 

También es gerente de Maya Chuy: Bordado Maya, comercializadora de bordado yucateco.

Asesora y consultora en aspectos relativos a la cultura maya, a la artesanía yucateca y al bordado.

Buscando la dirección, encontró la trascendencia

Entrevistada en las entrañas del Gran Museo del Mundo Maya de Mérida, en el área denominada el inframundo, desde donde se profundiza con las investigaciones y se realizan las curadurías y planeación de la museografía, allí la maestra Silvia abrió sus memorias para revelar cómo construyó su camino a la trascendencia.

“En realidad, el tema de la vocación puede ser intrincado y a la vez sencillo”, expresó cuando recordó cómo fue que llegó a estudiar lo que hoy le sigue apasionando. Casualmente desde su adolescencia tuvo la respuesta cuando su primer trabajo fue como guía del Museo Nacional de Antropología.

Con destacadas habilidades en las matemáticas pensó que en esa disciplina estaba su destino. Sin embargo, tras un año en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, se dio cuenta que en vez de poner en práctica sus conocimientos matemáticos prefería las exposiciones de arte, conferencias, mítines políticos y ciclos de cine.

En un ejercicio de honestidad, salió de esta especialidad y en proceso de buscar la siguiente disciplina un antropólogo le hablo de las bondades de su carrera y la amplitud de sus áreas de acción.

La vida y el amor la llevaron a París, donde vivió un año con su esposo, experimentó el movimiento estudiantil del 68 en esa nación y en medio de la efervescencia la institución a la que deseaba aplicar para estudiar sociología alargó su proceso y cuando le dio respuesta, le indicó que debido a su perfil anterior, relacionado con las matemáticas, no era posible admitirla en la carrera que solicitó. 

Concienciada por el momento social que se vivía en Francia, ayudó a ampliar su visión, decidió volver a México y estudió la licenciatura en Etnología  y una maestría en Ciencias antropológicas.

Yucatán en el mapa de su vida

Su primer contacto con Yucatán fue a partir de un congreso, conoció los pueblos y se enamoró de la gente maya.

En 1978 se instaló en el Estado como parte de un trabajo de la Dirección General de Culturas Populares cuando no tenían una unidad en Yucatán, en aquel entonces llegó para realizar un censo artesanal.

“Recorrí todos los municipios, una buena entrada a Yucatán, y pedí quedarme”, recordó y apuntó que su siguiente paso fueron cursos con diferentes instituciones como el Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos (Inireb).

“Cuando escuché al etnobotánico Efraín Hernández  X., por una clase que me pidieron para la maestría en el Inireb y habló sobre la agricultura del país con una visión mexicana, con teorías generadas aquí me sorprendió”,  comentó sonriente al evocar el momento que la llevó a las investigaciones sobre la milpa que derivó en un libro con varias reediciones.

En este material destacó la variedad de plantas, las prácticas agrícolas y conocimientos que implicaba y el papel que jugaba el ritual.

Su primer libro publicado fue el derivado del censo de artesanías de Yucatán y posteriormente decenas en diferentes materias.
Impulsando el bordado yucateco

Durante las investigaciones sobre el Cha-Chaac decidió no seguir entrando a la milpa con los hombres del pueblo, primero porque era considerado inapropiado y segundo porque tenía que acompañarla alguna mujer de la comunidad, que debía abandonar sus ocupaciones, entonces comenzó a quedarse con ellas para ver otros temas y en la convivencia se dio cuenta que el bordado era muy importante y las mujeres estaban en la transición del bordado de autoconsumo al de venta por la necesidad de recursos.

“Pensé que eran muy buenas pero faltaba afinar los detalles, que valdría la pena que alguien les orientara y siempre se lo comentaba a mi esposo, y me dijo: ¿por qué no lo haces? Y así me decidí a ser promotora cultural”, apuntó. 

En el 1992, en su afán de conseguir el apoyo para este gran proyecto, fue a Dinamarca a tocar puertas y en la organización Cáritas de ese país confiaron en la viabilidad de la iniciativa, aportaron recursos y enviaron con la maestra a una bordadora danesa para capacitar a las yucatecas para perfeccionar la técnica y aprender nuevas.

Para este fin abrió la Fundación Tun Ben Kin, que posteriormente se convirtió en la Asociación Tunben kinan, con la cual durante 20 años trabajó con nuevos diseños pero con técnicas tradicionales.

La propuesta impulsó el bordado, la creación de microempresas, mujeres empoderadas que valoraban su labor y su aportación y la exhibición de verdaderas piezas de arte, en recintos como el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán, donde permaneció 12 años, en el Museo Nacional de Dinamarca y otros foros de esa nación, se montó en Groenlandia, en el Teatro “José Peón Contreras”, y el Museo Regional de Antropología “Palacio Cantón”, entre otros.

Además, junto con las bordadoras diversificaron la aplicación a diferentes prendas y cortes, innovando en su tiempo, una forma de uso que hoy es cotidiano.

Luego de 20 años, terminó su ciclo en la asociación y se dedicó a la capacitación, y actualmente trabaja en el área de investigación del GMMMM, desde donde sigue promoviendo el patrimonio cultural.

Perfil y trayectoria

  • Nació el 1 de febrero de 1947. Orgullosa madre de dos hijas y dos nietos.
  • 1999.  Premio Zacil.  Primer lugar en el área empresarial que la empresa AVON otorga cada año a mujeres destacadas. Se le brindó como reconocimiento a su labor con las bordadoras.
  • 2000. Reconocimiento de la Fundación Cultural Yucatán por la labor realizada en torno al bordado en Yucatán.
  • 2000. Fellow permanente de la organización Ashoka, asociación internacional que apoya a emprendedores sociales. 
  • 2011. Miembro del Consejo de Honor de la Cátedra Alfredo Barrera Vásquez de la Universidad de Oriente.
  • 2014. Reconocimiento “Mujer destacada en la cultura” por su labor con las bordadordas de Yucatán, que otorga la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias (AMMJE), capítulo Yucatán.
  • A publicado a la fecha más de 30 libros y colaboraciones en revistas y gacetas culturales, con ponencias en México y en el extranjero,

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