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Recibí un pequeño mensaje de doña Nydia Arana que me dice que con frecuencia lee loque escribo en esta columna, me asegura que disfruta especialmente los temas referentes a los destellos de bondad de miles y millones de personas en un mundo tan convulsionado como el de hoy, menciona que es una persona ya de alguna edad y que por ello se encuentra cansada de que año tras año las noticias en todos los medios rezuman amargura, terror y espanto y que ella se siente muy a gusto cuando hay la posibilidad de leer una buena noticia, algo que haga justicia a la bondad que el ser humano es capaz de albergar en su corazón.

Los comentarios de doña Nydia son más que certeros, la generalidad de los medios pareceun catálogo de todas las traiciones, dolores y aberraciones que el ser humano sufre o es capaz de hacer sufrir a otros; todo esto por una razón muy sencilla: el mal siempre ha hecho más escándalo que el bien, en símismo el mal es un escándalo y todos los seres humanos tenemos un cierto grado de propensión a la morbosidad, nos atrae particularmente aquello que pareciera ir contra la naturaleza humana o, peor aún,muchas veces nos atraen aquellas partes más obscuras del espíritu humano.

¿Por qué esto es así? La respuesta que casi nadie parece advertir es bastante sencilla:porque, pese a todo el horror que podamos encontrar en las noticias, existe mucho más bien que mal en este mundo, hay muchos más seres humanos solidarios y amorosos que crueles y despiadados; por eso aquello que es diferente, que no es lo normal en el ser humano, atrae poderosamente nuestra atención, situación de la que muchos medios se aprovechan para inundarnos de la peor porquería que se puede encontrar en la humanidad. El escándalo vende y siempre ha vendido muy bien.

Por esta razón es que podemos llegar a creer que la humanidad es toda esa pudrición que encontramos en las noticias, se nos olvida que por cada padre que encadena y quema a alguno de sus hijos hay millones que calladamente dedican todo su amor, esfuerzo y vida a hacer lo mejor por sus hijos, que detrás de cada médico mercader de la salud y despreciador del dolor humano existen millones que se han comprometido de corazón a devolvernos la salud a todos, que si bien hay maestros que denigran a sus alumnos o los acosan de todas las maneras posibles hay también millones que han quemado sus mejores años y dedicado su amor para ayudar a otros a construirse a sí mismos, para desarrollar todas sus potencialidades y ser mejores seres humanos.

Doña Nydia tiene mucha razón: si bien no podemos negar nuestros errores, tampoco es posible dejar de ver toda la grandeza y el amor del espíritu humano, porque las buenas noticias también son noticia.

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