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El director de Administración del Ayuntamiento de Mérida, Aquiles Sánchez Peniche.
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Joel González/MÉRIDA
Proveniente de una familia que tiene una tradición particular: bautizar con nombres griegos a sus integrantes, el director de Administración del Ayuntamiento de Mérida, Aquiles Sánchez Peniche, es un hombre sencillo y sociable, a quien se le identifica por su sonrisa y lo bromista, así como por su empatía hacia el sufrimiento de los demás.

Al igual que el héroe mitológico griego que lleva su nombre, tiene encomendada una misión qué cumplir y todos los días se esfuerza al máximo para ofrecer las mejores opciones de vida a su esposa y sus tres hijos, quienes son el centro de su vida.

El hoy funcionario ingresó a la Secretaría de Economía, delegación Yucatán, en 2003, donde laboró dos años como jefe del departamento de administración informático; luego participó en un concurso para la subadministración de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y fue elegido. Posteriormente, colaboró con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en el departamento de Administración del Agua, donde permaneció hasta 2013.

Con el cambio de administración se integró a la iniciativa privada durante año y medio, más tarde el alcalde Renán Barrera Concha lo invitó a colaborar en el Ayuntamiento de Mérida como jefe del departamento de relaciones laborales en el área de recursos humanos, con estadía de ocho meses, posteriormente a la entrada de Mauricio Vila Dosal fue ratificado y la administración actual lo promovió al cargo que hasta hoy ejerce.

¿ Dónde nació y cómo fue su infancia?

Soy yucahuach, mi mamá es yucateca y mi papá de Guerrero. Por circunstancias familiares, diferencias entre mis padres, nací a aquí, pero fui registrado en la Ciudad de México.

Mis primeros años los pasé en la colonia Del Valle, pequeña pero muy tradicional de la capital mexicana. Tras algunos años radicamos (con su familia) en Acapulco, Guerrero, porque mi padre era ranchero. Tiempo después mis padres se separaron. En aquellos años no se acostumbraba el divorcio, y cuando tenía cinco años mi madre, mi hermana y yo, nos mudamos a Mérida, y nos refugiamos en la casa de mis abuelos.

Luego hubo un intento de reconciliación de mis padres y nuevamente partimos al puerto del Pacífico, pero no funcionó, y en 1983, cuando tenía nueve años y cursaba el cuarto de primaria, nos regresamos a esta ciudad para establecernos de forma definitiva.

Mi mamá no estaba grande, se pudo volver a casar, pero no quiso, y aunque no fue educada para trabajar, se vio obligada a hacerlo, así que se incorporó a un empleo modesto, como secretaria del Seguro Social; no nos podemos quejar, tuvimos una infancia muy buena. Mi mamá era una mujer luchona, y se partió la m… para sacarnos adelante a mí y a mi hermana.

¿Fue noviero?

(Un tanto dudoso)... Sí, si fui un poco noviero, se puede decir que tuve suerte con las mujeres, pero no era mucho de fiestas.

¿Le gusta el deporte?

¡Me gusta mucho, desde muy chico jugaba fútbol y soy aficionado del Cruz Azul! (relata en tono entusiasta). Este deporte lo practiqué a nivel amateur en la Modelo, jugué con el equipo del Instituto Patria, y por supuesto, en todas las universidades que estuve, prácticamente crecí pateando una pelota. (Algo resignado) ahora… lo he dejado… por la carga de trabajo, tengo una familia numerosa, esposa y tres hijos: Julio, Enrique y Esteban… no es que esté grande, las rodillas ya no dan tanto.

¿Cuál es su comida favorita?

El relleno negro.

¿Cuál es su bebida favorita?

Casi siempre tomo té, pero… la cerveza podría ser.

¿Y su loción favorita?

(Luego de una pausa y un par de gestos) Ninguna; en general uso “Happy" de Clinique, es la que uso de forma cotidiana, no le doy relevancia a eso (un tanto confidencial) para salir del paso mi esposa escoge una que quiere que use.

¿Cómo define el amor?

(Tras una larga pausa) El amor es... es un compromiso... el saber que alguien desea y quiere estar contigo; es necesario, es el sentimiento más bello (dijo con voz profunda y los ojos humedeciéndose lentamente). Y hay diferentes tipos de amor, está el de pareja, por supuesto, el amor a los hijos, a la familia, a los amigos, todos son muy importantes.

¿Su libro favorito?

Me gusta mucho leer… Últimamente no lo hago con frecuencia; este... me gusta “El amor en los tiempos del cólera”, “El coronel no tiene quien le escriba”, Memorias... Generalmente Gabriel García Márquez y Vargas Llosa.

 

Aquiles Sánchez Peniche se dice amante de la lectura. (Jorge Acosta)

¿Su sueño de niño?

(Larga pausa de reflexión) Tal vez, en algún tiempo, de niño, quise ser futbolista, como Hugo Sánchez, por supuesto, en mi época era un buen ejemplo como deportista (sentenció convencido).

¿Algún personaje que admire?

Buena pregunta, hay muchos. De joven, quién no admiraba al Che Guevara... pero luego empiezas a trabajar y ves la realidad... y te das cuenta que la magia que se construye alrededor de las personas no fue lo que realmente sucedió; la historia la escriben los triunfadores y siempre hay versiones encontradas.

¿Qué tipo de música le gusta?

Soy muy universal, tuve mi época de rockero con el Tri y el rock en español, en inglés, Aerosmith... pero no tengo un favorito. Ahora me gustan mucho Los Ángeles Azules, eso traigo en el coche y escucho en mi casa junto con U2. A mi esposa y mis hijos les pongo Chico Che para relajear, porque es una música alegre; “fresa” puede uno ser en teoría, pero al momento que ponen esa música en una fiesta es cuando ésta de verdad inicia, porque todos se paran a bailar.

¿Alguna frase que lo identifique?

Yo crecí con mi madre y ella la decía un día sí y un día no, se puede decir que es una frase repetida, pero muy trillada (bromeando), a veces mi hermana se quejaba porque tenía que hacerme algo de comer y yo le decía “El que no vive para servir no sirve para vivir”. Es algo que me repito muy seguido, hasta ahora, que tengo el privilegio de ostentar este cargo en el que estoy sirviendo desde una buena trinchera, de la que estoy muy agradecido.

(Antes de cambiar el tema, le llega una idea casi como revelación) Hay una frase con la que me identifico, que define mi manera de ver la vida sin apego a lo material: “Necesito poco y lo poco que necesito, lo necesito poco”. 

¿Su mayor defecto?

Soy muy enojón y tengo muchos defectos. Si le preguntas a mi esposa, te los podría decir. No es que me tarde, porque no encuentro uno, sino que me cuesta elegir cuál es el que más me define... Pero si... Soy enojón.

¿Cuál diría que es su mayor virtud?

Soy constante y perseverante, me gusta esforzarme y... (nuevamente sus ojos se humedecen por la emotividad) tengo una familia y me gusta dedicarle el tiempo necesario a todas las cosas.

 

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