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Cada vez que respiramos sacamos todo el aire de nuestros pulmones y no nos causa sorpresa que siempre haya oxígeno para volver a llenarlos. Salimos de pesca y si ya no encontramos peces en la poza de siempre buscamos en alguna otra poza y finalmente logramos preparar nuestro ceviche. Sacamos la basura en bolsas a la puerta de nuestras casas y cuando lo checamos al día siguiente la basura ha desaparecido. No nos parece extraño que en las tiendas de autoservicio haya mangos sin importar la temporada del año que sea.

Pero sin darnos cuenta, día a día le ocasionamos a nuestro planeta un desgaste excesivo. Todos los días se generan toneladas de basura en todo el mundo que a la larga van a convertirse en un problema ecológico. Miles de especies se encuentran en peligro de extinción por el egoísmo humano; por ejemplo, la población de tiburón blanco ha disminuido sorprendentemente porque mucha gente toma sopa de aleta de tiburón. El resto del animal se desperdicia y solo se le mata para conseguir su aleta, o los delfines que quedan atrapados en las redes de atún y mueren en balde.

El traer productos de otras partes del mundo ha reducido su costo económico, pero ha aumentado el costo ecológico, que hoy no vemos pero que tarde o temprano tendremos que pagar. El traer productos de China puede hacer que estos sean más económicos, el comer mangos de Brasil en pleno invierno puede parecer algo fantástico, pero la cantidad de combustible que se quema para transportar todos estos artículos y la contaminación que se genera en los mares y en el aire tarde o temprano pasaran su factura.

La naturaleza es bondadosa y nos da todo lo que necesitamos, pero a cambio exige cuidados que no le estamos dando. Debemos de hacernos conscientes de esto y disminuir la producción de basura en cada casa, preferir el consumo de los productos locales, no por un acto nacionalista, sino por las ventajas que esto representa tanto para la economía local como para la ecología mundial. Utilizar menos nuestros automóviles, no solo para disminuir la contaminación ambiental sino para mejorar nuestra salud. Respetar las temporadas de veda de los diferentes animales, ya que si no cuidamos su reproducción pueden terminarse. Desempolvar la bicicleta y hacer los viajes cortos en ella, no solo por el medio ambiente sino también para mejorar nuestra salud.

Qué mejor momento para hacer conciencia de esto que ahora que está por finalizar el año y podemos hacernos nuevos propósitos de año nuevo. Ya no vamos a pensar que este año iremos al gimnasio, o que este año sí perderemos peso, mejor que nuestro propósito sea que este año cuidaremos nuestro entorno, respetaremos el lugar al que llegamos y su paz, dejemos las playas o el lugar al que vayamos más hermoso de como lo encontramos y pongámonos el objetivo de respetar el medio ambiente, cuidarlo, recoger basura, pintar nuestras bardas, plantar árboles, convivir con la comunidad, hacerla florecer, consumir de las tiendas locales y agradecer cada día la belleza que nos acompaña.

Tomemos la costumbre de mirar a nuestro alrededor y de sorprendernos con los milagros que cotidianamente nos regala la naturaleza y a tratarla con el respeto y el amor que se merece.

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