Qué hacer cuando el fallecimiento de un ser querido es inminente

Cuando la persona recibe un diagnóstico fatal es importante no dejarla sola, que se sienta acompañada, que exprese su dolor.

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El Psic. José Garfias Cáceres durante su participación en la charla 'El duelo anticipado ante una enfermedad terminal', en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima. (Milenio Novedades)
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William Sierra/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Cuando se recibe la noticia de que es inminente la muerte para un familiar o un ser querido, es importante no dejarlo solo, que se sienta todo el tiempo acompañado, que exprese su dolor, al igual que los familiares e invitarlo a no dejar ningún pendiente, ya sea legal o con Dios, expresó el psicólogo José Garfias Cáceres, del Pastoral de la Salud de la Diócesis de Yucatán.

Al impartir la plática “El duelo anticipado ante una enfermedad terminal”, en el marco de la IV Semana de la Pastoral de la Salud, en un anexo de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, indicó que “cuando se tiene una pérdida consumada, iniciamos un proceso de dolor, pero cuando la pérdida no se ha consumado, pero es inminente el diagnóstico de enfermedad terminal, experimentamos igual un proceso de duelo, pero diferente”.

“Esta situación es diferente porque aquí se permite que la persona pueda arreglar todos sus asuntos pendientes de cualquier índole, sea legal, religiosa”, indicó.

En ese sentido, añadió que se sugiere hablar con la persona, alcanzar el perdón, dejar todo bien. Sin embargo, afecta de otro modo porque aquí vemos al familiar, al ser querido, como se va deteriorando poco a poco, “lo ves morir lentamente”.

Las etapas que se manejan en esta situación son tres. La parte del “shock”, al enterarte del diagnóstico de la enfermedad terminal, comienza ese proceso de dolor ante la inminente pérdida.

“Hay otra etapa que tiene que ver con la parte emocional, empezamos a sentir molestia, enojo, tristeza, de querer luchar por conseguir un diagnóstico diferente, de negar lo que sucede, pero que es inminente”, añadió.

Una tercera, explicó, es la fase de reorganización, cuando la persona ya aceptó que la muerte es inminente, que no hay más y  empieza la despedida física y emocional de la persona que va a morir, “esta se maneja de manera diferente a las otras etapas de un duelo normal”.

El profesional manifestó que cuando se tiene la noticia de un cáncer, de una enfermedad terminal, no se pueden reprimir las emociones o mostrar un carácter fuerte, porque el dolor es real.

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