El Oriental/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Una pica en todo lo alto y aguantando la embestida del toro, tres soberbios pares de banderillas, cuatro orejas por sendas faenas llenas de emotividad y entrega y el sonoro grito de ¡torero, torero!, que es música para los oídos de quien se juega la vida en el ruedo y, de remate, un gato extraviado que salta a la arena y dos niños que dan la vuelta al ruedo con el ganadero y el torero.

Todo se conjugó este domingo en la Plaza Mérida para hacer una tarde memorable, de esas dignas de ser recordadas por los taurinos. Joselito Adame se alzó como el gran triunfador al cortar cuatro orejas por sendas faenas llenas de emotividad y con pasajes de gran calidad y hondura rematadas con sendas, soberbias estocadas que hicieron albear los tendidos y obligaron al juez Ulises Zapata León a conceder los apéndices al aguascalentense.

Su alternante, Sergio Flores, tuvo destellos de la clase que lo hizo el triunfador de la temporada pasada, pero se topó con dos enemigos difíciles y con poco gas y transmisión, el sexto, Yaa Kum, inclusive con evidentes problemas físicos.

Mimiahuapan envió un encierro con toda la barba, bien presentado y con trapío y edad. Sobresalió el segundo, primero de la lidia ordinaria, Aaj Beh, al que Joselito le bordó el toreo de calidad y con la clase que lo ha llevado a ser figura del toreo en México y un triunfador en España. Lo despachó de estocada fulminante. El juez otorgó los dos apéndices y ordenó arrastre lento a los despojos mortales del astado.

Como pocas veces se ve en cualquier ruedo del mundo, el varilaguero César Morales fue despedido con una ovación tras soberbio puyazo aguantando. El picador y los banderilleros Víctor Mora y Fernando López fueron invitados por Adame a salir al terció para agradecer los aplausos, éstos por los tres pares de palos que adornaron el morrillo de Aaj Beh.

En su segundo toro, el diestro de Aguascalientes toreó con hondura por la derecha y sacó buenos naturales. Adornó su faena con hasta cuatro dosantinas y la coronó con otro estoconazo. Cortó las dos orejas al burel y dio triunfales vueltas al ruedo acompañado del ganadero y de dos graciosos pequeñitos, una niña y un niño, vestidos de luces y a quienes bajó de la barrera de sol y los invitó a sumarse al recorrido.

Emiliano Gamero con el que abrió plaza, Balam, un castaño de 525 kilos, ni fu ni fa, más bien con una monta sin clase y sin gracia. Se medio sacó la espina con su segundo, Zazil, gracias a su caballo Glamour que lució sus dotes toreras.

En el primer toro de rejones, el sobresaliente yucateco Roberto Valladeres recibio fuertes palmas por una serie de ajustadas chicuelinas rematadas con una media y repitió la dosis con el segundo.

Joselito fue sacado en hombros y en medio de aplausos de la concurrencia que casi llenó los tendidos. Enhorabuena a la empresa. Más tardes como la de este domingo.