La Casa del Conjuro, en Uxmal, es la versión más sencilla de las portadas zoomorfas parciales. En este caso, el edificio no es muy impresionante debido a que el friso fue decorado representando tres mascarones que figuran de frente, divididos por un par de columnas y una hilada vertical de sillares.

Su planta arquitectónica está integrada por dos crujías paralelas que se subdividen en tres pares de aposentos. La fachada presenta un amplio claro que da lugar a tres accesos flanqueados por dos columnas, también típicas de la región Ch’enes, constituidas por una serie de sillares que le dan unidad y rematan en la parte superior con capiteles.

En la bóveda de este edificio se encuentra la representación de un personaje que posiblemente se trate del dios K o el dios E, acompañado de símbolos celestes, ambos logrados con pintura de color rojo. El dios K es el patrono de los j’meno’ob (ministros de los ritos sagrados de los mayas), por lo que se presume que este edificio tuvo una función ritual.

Al sureste de este edificio se encuentra otro que contaba con una portada zoomorfa, la cual fue desmantelada durante la última ocupación del sitio.

Ambos edificios fueron construidos entre el 600 y el 700 d.C. Alrededor de estas edificaciones se encuentran cimientos de estructuras tardías con un arreglo grupal, delimitadas por una albarrada, que se fechan hacia el año 1100 d C. Otro arreglo del mismo estilo arquitectónico Ch’enes se encuentra en el costado poniente del Palacio del Gobernador y al sur del edificio de las Tortugas.

Aquella construcción quedó embebida (absorbida) por la ampliación de la Gran Plataforma del Palacio del Gobernador.

Al sur del Grupo Norte se encuentra un edificio más del estilo Ch’enes que destaca por tener muros más altos y bóvedas un poco más cortas, diferentes a los edificios del Puuc Clásico. Otras de las características de aquellas obras son las piedras de recubrimiento de forma cuadrada y más chicas.

Un ejemplo más evidente de la arquitectura Ch’enes es el Templo IV, localizado en la parte alta del Templo del Adivino. La lectura de la arquitectura en los asentamientos prehispánicos de todas las épocas se manifiesta entre el paisaje edificado y nos da cuenta de las intenciones e interacciones entre los grupos sociales.

Es por eso que “la arquitectura es el testigo insobornable de la historia, porque no se puede hablar de un gran edificio sin reconocer en él al testigo de una época, su cultura, su sociedad, sus intenciones...”, en opinión de Octavio Paz.