La casa embrujada de Izamal

El fantasma de una joven asesinada por su novio se venga de quienes entran a la casa que fue su hogar, en la ciudad de las tres culturas.

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Un comedor muy parecido a este tenía la casona de Izamal, ahí ocurrían con más frecuencia los fenómenos paranormales. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- En Izamal, población ubicada en el centro del Estado, existía una antigua casona abandonada que por muchos años estuvo a la venta, pero nadie la adquirió. Cualquiera podría pensar que a lo mejor el precio era elevado, la propiedad era poco atractiva o simplemente no tenía buena ubicación.

Pero, cuando la conocí me di cuenta que no tenía tales defectos, por el contrario, estaba bien ubicada, era económica y muy amplia.

El problema fue que corrió el rumor de que el sitio estaba embrujado, que ahí vivía un fantasma que “sacaba” a cuanta persona quisiera vivir en el lugar.

Fue el propio dueño de este sitio quien me contactó. Al principio él no creía en nada paranormal, pero ya le habían ocurrido varias cosas que le hacían sospechar que algo no estaba bien y que no había explicación lógica.

Me platicó que dos conocidos comerciantes de Izamal quisieron comprarla hace algún tiempo, pero que, según ellos, tan sólo con pasar por ahí se sentía una vibra muy mala y un ambiente tenso. Como parte de la investigación hablé con ellos:

Mala vibra

“Desde que el dueño abrió la puerta para que entráramos y me la mostrara, yo ya sabía que no la iba a comprar, nunca había sentido ese pesar, escalofrío, molestia que sentí en ese instante, hasta me empezó a doler la cabeza, y como quería la casa para poner un negocio, enseguida supe que me iría mal y lo dejé por la paz”, dijo.

Y agrega “es más, ni le pregunté el precio, simplemente le dije que ya no estaba en mis planes comprarla. No le dije lo que sentí para que no pensara que yo estoy loco, pero con el paso de los meses, cuando escuché que decían que el sitio estaba embrujado, cuando lo ví de nuevo le dije lo que había sentido”.

Quizás, ya desesperado porque nadie adquiría la vivienda, el dueño me permitió entrar a darle un vistazo e iniciar una investigación, y vaya que tenían razón los que decían que ahí había mala vibra.

Asesinada por su novio

En resumidas cuentas, luego de tres visitas y un par de semanas de recopilar datos, me enteré que 35 años atrás asesinaron a la hija del antiguo propietario en uno de los cuartos, ¡su propio novio la había matado!, y a pesar de lo sonado del crimen y el escándalo en aquella época, todos los vecinos parecían haber olvidado ese terrible capítulo en esa colonia… o quizás, la mayoría eran nuevos en el rumbo.

El coraje de la difunta –cuyo nombre en vida fue Mercedes Chacón– fue tal, que buscaba venganza con cualquier persona extraña que entrara a la vivienda, ya que pensaba que iban a hacerle daño.

El nuevo dueño, quien, sin saber nada la había comprado, dice que se la dio a su exesposa para que la viviera, pero esta sólo se quedó dos semanas ahí y se fue casi corriendo por todo lo que pasaba -la apedrearon, le jalaban el cabello con frecuencia, le tiraban los platos con comida, etc- pero él no le creyó nada, como siempre habían tenido problemas, pensó que su excónyuge había inventado todo.

Realicé un ritual de liberación, contacté al alma en pena y, aunque, al principio se portó muy agresiva, finalmente comprendió que ella ya no pertenece a este mundo y que las personas que entran al que fuera su domicilio, no le quieren hacer daño.

Se niega a irse

¿Cruzó el umbral? No, no lo hizo, ni lo hará, ella se aferra a estar en su “casa”, pero al menos ya no se mete con nadie, tiene un lugar especial donde vive, cerca de una bodega que está en el patio, extrañamente, prefiere estar ahí que en otros cuartos, permanece escondida detrás de unas cajas, quizás aún teme que su exnovio regrese.

Un año después, el dueño me dijo que finalmente había podido vender la casa, antes de ello pudo rentarla a una familia, la cual nunca tuvo problemas:

“Cada mes en que iba a cobrar la renta, temía que ya no hubiera nadie ahí, que ya se hubieran ido corriendo los inquilinos”, me confesó el propietario.

Lo único que me solicitó este señor fue no publicar fotos del sitio, ni dar la dirección exacta, ya que, aunque varios izamaleños se enteraron y algunos jóvenes iban a la casa por las noches, no desea que se llene de curiosos que puedan fastidiar a los nuevos inquilinos.

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