La indiferencia, “cómplice” del saqueo de tesoros mayas

INAH acude a verificar un hallazgo trece años después del reporte.

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Casas de Opichén fueron construidas sobre basamentos y con piedras de ruinas mayas. (José Acosta/SIPSE)
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Jaime Tetzpa/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El saqueo de las zonas arqueológicas parece ser tan constante como la indiferencia de las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señalan ejidatarios yucatecos.

En 1990, en Burrotunich, localidad del municipio de Opichén, se descubrió un monolito maya que presuntamente un grupo de estadunidenses pretendía llevarse en helicóptero. La comunidad de Opichén se opuso y la pieza fue resguardada en el Palacio Municipal.

Diez años después, en 2000, las autoridades municipales reportaron la existencia de la pieza al INAH, pero tuvieron que pasar 13 años más para que el personal de esa institución acudiera –hace más de una semana–, para constatar el estado en que se encuentra el monolito.

A la intemperie y tirada en el suelo del patio del Palacio Municipal de Opichén yace la piedra que tiene tallado a un "sacerdote o rey maya", por lo que el sol y la lluvia afectan directamente este vestigio maya, cuyo origen se desconoce, debido a que es una pieza no registrada por el INAH.

De acuerdo con los lugareños, los antiguos pobladores mencionaban que se trata de un sacerdote maya, pero otros afirman que la figura corresponde a un guerrero.

Indicaron que no se han realizado estudios en la zona donde fue encontrada la piedra, pese a que Burrotunich se localiza entre Opichén y Calcehtock, muy cerca de las grutas de Calcehtok y las ruinas arqueológicas de Oxkintok.

No permitirán que lleven las piezas, porque es un tesoro que pertenece al pueblo de Opichén

El descuido es evidente, ya que los jeroglíficos del monolito muestran pintura y fue depositado cerca de una llave de agua.

En el mismo patio, a un costado, depositado sobre la tierra, hay otra figura que muestra un fragmento de lo que fue en personaje maya: sólo se aprecia la cadera y las dos piernas, pero al igual que el anterior está expuesta a la intemperie.

Al fondo del patio hay un templete de cemento en donde destaca el hasta de una bandera, en las escaleras se puede apreciar una piedra que también contiene jeroglíficos. Nadie sabe de qué se trata.

El mismo día que MILENIO NOVEDADES visitó el lugar acudieron dos trabajadores del INAH. El personal del Ayuntamiento de Opichén refirió que tomaron fotografías y preguntaron por el alcalde Carlos Enrique Kuc, quien no se encontraba.

El personal del INAH dijo que si el gobierno municipal no se hacía responsable de la preservación y conservación de estas piezas, serían trasladadas a Mérida.

El síndico Wilbert Chin Arredondo explicó que no permitirán que se lleven las piezas, porque es un tesoro que le pertenece al pueblo de Opichén.

Comentó que cuando el monolito fue trasladado al Ayuntamiento, estuvo recargado en la esquina de la puerta que conduce hacia el patio; ahí permaneció durante varios años, pero después otro alcalde ordenó que se pasara al patio en donde se encuentra hasta la fecha.

Ante la amenaza de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia les quite esas piezas, mencionó que es probable que las trasladen a la Casa de la Cultura, en donde estarán mejor cuidadas, y la población, así como los visitantes, podrán apreciarla.

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