El tiempo de las moscas
Columna de Aída López: El tiempo de las moscas
La muerte de una mosca: es la muerte (…). Vemos morir a un perro, vemos morir a un caballo, y decimos algo, por ejemplo, pobre animal… Pero por el hecho de que muera una mosca, no decimos nada, no damos constancia, nada. Marguerite Duras, Escribir.
Después de 18 años, la escritora y dramaturga argentina Claudia Piñeiro regresa con la secuela de su novela Tuya (Alfaguara, 2005), para contarnos en El tiempo de las moscas (Alfaguara, 2023), el rumbo que toma la vida de Inés al salir de la cárcel donde estuvo recluida durante 15 años por haber asesinado de un balazo a la amante de su marido.
En esta nueva entrega, Piñeiro nos presenta a una ex reclusa aparentemente reformada y con ansias de integrarse a la sociedad a través de un negocio de fumigación de plagas, aunque consciente del estigma de su pasado.
En todos esos años la vida ha cambiado y ella también físicamente. Su única hija es una desconocida con la que perdió contacto. Escrito en primera persona y con marcada desfachatez, la protagonista desnuda sus pensamientos con un nuevo apellido que no le recuerda su soltería, pero tampoco su estado de casada: Inés Experey (ex de Pereira).
En secreto, frente al espejo, se autonombra: Tuya, como firmaba Charo con lápiz labial las cartas que le enviaba a Ernesto, su marido.
La novelista intercala comentarios entre paréntesis, recurso literario que acerca al lector de manera íntima y lo hace cómplice de sus lóbregos pensamientos como cuando dice: “si tuviera a Charo delante de mí, creo, apuesto, estimo, que volvería a ¡PUM! Disparar”.
Las moscas son el leitmotiv que atraviesa la trama de diferentes maneras, por ejemplo, cuando un día amanece con manchas en el ojo izquierdo que simulan una mosca y eso da pie para decirle a la tallerista de lectura del reclusorio que le interesa el insecto y que ésta le lleve libros relacionados, incluso de temas forenses.
Inés se indigna cuando en una de las obras, la escritora francesa Marguerite Duras cuenta cómo se sentó a ver morir una mosca para descubrir que cuando se muere, se muere. Asimismo, se cuestiona qué hubiera pasado si tuviera la percepción del tiempo de las moscas, cuatro veces más lento que los humanos, quizá hubiera razonado antes de jalar el gatillo.
La vida de Inés Experey da una vuelta de tuerca cuando una clienta de sus servicios de fumigación MMM (Muerte, Mujer, Mosca), se interesa en adquirir veneno de plagas para asesinar como lo hizo ella con una pistola, después de revelarle que conoce su pasado, pues fue productora de televisión y siguió su caso de cerca.
Ahora, necesita de su complicidad para ejecutar el plan y vengar la infidelidad de su marido. Inés duda, no quiere verse involucrada, sin embargo, necesita el dinero que ganará por utilizar la licencia que la autoriza para adquirir los líquidos letales. Cabila si comprarlos a cuenta de otro es delito o infracción, antes de tomar una decisión.