La restauración del edificio este del Juego de Pelota de Uxmal

Continuando con el Juego de Pelota de Uxmal, Rubén Maldonado creyó que había...

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Continuando con el Juego de Pelota de Uxmal, Rubén Maldonado creyó que había pocas posibilidades de restaurar este edificio porque estaba totalmente desplomado. Sin embargo, cuando exploró los derrumbes encontró todas las piedras de recubrimiento del muro caídas en el orden que tenían cuando estaba de pie.

En el costado norte, que ya había sido explorado por Alberto Ruz, Maldonado encontró entre el derrumbe parte del muro, incluyendo la cornisa. Durante la restauración se reintegraron 61 piedras y se remetieron unos centímetros para diferenciarlas de las que estaban aún en pie, con el fin de alcanzar la altura original del inmueble. Al igual que en la banqueta, se reintegraron varias piedras labradas. En el lado oeste la exploración se dividió en tres partes: el sector sur, la escalera central y el sector norte. Todas las piedras labradas se recuperaron entre el derrumbe, y luego se consolidaron las del muro en talud en los sectores sur y norte de la escalinata. Parte de la escalinata se consolidó y se reintegraron los escalones hasta alcanzar la altura del edificio. En el lado oeste se consolidó el núcleo y se selló el agujero que abrió Stephens en 1841. En el costado sur durante la liberación se encontró la mitad del muro desde el arranque hasta el remate, prácticamente acostado sobre el piso. Aquí fue posible reintegrar 23 piedras labradas. Cuando los muros se desploman y durante la exploración recuperamos el orden en el que cayeron las piedras es verdaderamente gratificante. Este orden permite recuperar la forma y gran parte de los edificios. Esta labor está lejos de calificarse como una reconstrucción. En verdad, es emocionante explorar y entender cómo se deterioró el edificio a partir del conocimiento que tenemos de los materiales de fábrica y cómo trabaja cada uno de los elementos arquitectónicos.  

La restauración del Juego de Pelota de Uxmal es digna de ser observada, permite entender el proceso tan detallado de restauración que practicó Rubén Maldonado. El informe es sumamente ilustrativo, ya que plasmó a detalle los dibujos de planta con el orden en el que se encontraron todas las piedras de recubrimiento. Los perfiles y los alzados que acompañan al informe dan una clara idea del volumen que alcanzaba el edificio antes y después de la exploración y la restauración. Este documento debiera ser material didáctico para formadores de arqueólogos y de arquitectos.

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