Lesiones, peligro que persigue a corredores

Se debe contar con una preparación física adecuada para evitar afectaciones; el ejercicio requiere disciplina y contar con buena salud.

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Especialistas recomiendan realizar actividades físicas bajo la supervisión de un experto. (SIPSE)
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José Salazar/Milenio Novedades
MÉRIDA, YUC.- Correr es la actividad de moda: es saludable, económico, no tiene horarios y permite disfrutar del ejercicio al aire libre; no obstante, el “running” implica contar con una preparación física adecuada para evitar el peligro más constante, las lesiones.

Una de las principales afectaciones que padecen los “runners” es la fascitis plantar, que es causada por un sobreesfuerzo al trotar, una mala técnica, zapatos inadecuados, exceso de impacto, sobre todo si se corre en una superficie sólida, pero también tiene que ver con la biomecánica, es decir, si la persona tiene pie plano, pronador o supino, explica William Vargas Cano, Médico Especialista en Medicina del Deporte.

Agregó que este aumento de esfuerzo en la fascia plantar ocasiona inflamación y dolor que pueden incluso llegar a ser incapacitantes; en ocasiones, el dolor es tan intenso que con sólo pisar se estira la fascia y no le permite a la persona caminar. 

Una consecuencia de la fascitis plantar cuando se presenta de manera crónica es el llamado espolón calcáneo, que es cuando se forma un “cuernito” óseo en la superficie del hueso calcáneo.  

El también presidente del Consejo Nacional de Medicina del Deporte (Conamede) comentó que para el tratamiento para esta lesión se le indican al paciente medicamentos desinflamatorios no esteroides y ejercicios específicos, sobre todo de estiramiento de la fascia plantar y otros para no perder condición física, como trabajar las piernas.

Esta lesión, añadió Vargas Cano, se previene con un estiramiento adecuado, el cual no hay que confundirlo con el precalentamiento, que son ejercicios propios del deporte que se practicará. 

“Así como se entrena fuerza, velocidad y repeticiones, en todo deporte se debe entrenar el estiramiento. Hay que estirar tendones, músculos y las estructuras propias del pie para evitar la fascitis plantar”, advirtió.

Sobre los elementos adecuados para correr, Vargas Cano mencionó que no existe un zapato específico para este deporte, ya que éste deberá ajustarse al largo y ancho del pie.  La única recomendación es que sean tenis para corredores.

El médico advirtió que al correr no se debe de saltar, ya que esta acción produce un mayor número de lesiones. 

Finalmente, Vargas Cano recomendó a quienes estén por iniciarse en esta actividad, acudir antes a realizarse una evaluación morfo funcional con un médico especialista en medicina del deporte.

Este chequeo, detalló, consiste en elaborar la historia clínica de la persona, estudios de laboratorio, electrocardiograma en reposo, toma de flexibilidad, antropometría para detectar los porcentajes musculares y de grasa, pruebas de resistencia y de esfuerzo, entre otros. 

Tipos de pie en corredores
Pronador
  • Consiste en un derrumbamiento del pie hacia la zona interna del mismo. Al correr, los tobillos tienden a girar hacia adentro; es común, de hecho es una amortiguación natural con la que se defiende el cuerpo. 
  • La pronación es un efecto fisiológico y necesario con el que el pie disipa parte de la carga que recibe en cada paso para adaptarse a las irregularidades del terreno, si no fuera por ese movimiento pronatorio, los pies sufrirían lesiones.
  • Cuando esa pronación está aumentada por encima de los parámetros fisiológicos, en ese caso se habla de un corredor pronador. Entre un 50 a 60% de los corredores, padece sobrepronación.
Supinador
  • Entendemos por supinación el efecto contrario a la pronación, es decir, cuando hay una ausencia o disminución del efecto pronatorio fisiológico, ofreciendo un apoyo por la parte externa del pie.
  • Se trata de un pie muy estructurado y con poca movilidad con una bóveda plantar aumentada y el tobillo hacia fuera.  
  • Esta alteración es poco frecuente, aproximadamente el 10% del total de corredores son supinadores, y a menudo se confunde con el desgaste excesivo de la zona externa del talón.  
  • Los supinadores comprimen y desgastan sus zapatillas a todo lo largo de los bordes externos y no sólo en la zona del talón.
Neutro
  • Significa que los tobillos no tienden a girar ni hacia el interior del pie, ni hacia el exterior cuando uno corre. 
  • El pie normal es aquel cuyo apoyo comienza por la parte externa del tobillo ejerciendo a continuación una discreta pronación por parte del mediopié y despegando el antepié entre el 1º y 2º metatarsiano. 
  • Aproximadamente un 40% de los corredores tiene pie neutro.
Una mala condición impacta en el corazón

Entre los factores de riesgo de padecer esta enfermedad son tener colesterol alto, hipertensión, diabetes mellitus, estrés y tabaquismo

Correr es una de las actividades físicas más beneficiosas para salud, si se practica con regularidad y se aumenta la intensidad poco a poco, pues de hacerlo de forma esporádica y con mucha intensidad puede causar graves daños al corazón, según revelan diversos estudios de salud.

Por eso, los expertos recomiendan realizar una actividad física, pero bajo la supervisión de un experto y con los chequeos médicos necesarios para evitar, entre otras afectaciones, problemas cardíacos, la cual suele ser frecuente entre personas con una mala condición física.

Cabe indicar que entre las causas más frecuentes de consulta y hospitalización en la especialidad de cardiología se encuentra la cardiopatía isquémica, padecimiento que abarca la angina de pecho estable e inestable y, los infartos al miocardio.

“Estos rubros ocupan el 48 por ciento de la consulta externa”, informó Julián Borges Moreno, jefe de Cardiología de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE).

Este padecimiento también es la principal causa de muerte por enfermedades cardiacas; la más importante y frecuente de la cardiopatía isquémica es la arteriosclerosis, que es la obstrucción de las arterias coronarias por placas de grasa, lo cual impide el aporte de sangre al miocardio.

El médico explicó que los factores de riesgo de padecer esta enfermedad, que se presenta con mayor frecuencia en varones, son tener colesterol alto, hipertensión, diabetes mellitus, estrés y tabaquismo.

“El segundo lugar, con el 40 por ciento, lo ocupan los problemas del corazón, que se presentan cuando este órgano se cansa y deja de funcionar de forma adecuada. En este caso, el paciente requiere un marcapasos. A estos problemas le siguen las lesiones valvulares por fiebre reumática y algunos casos, ahora muy escasos, de cardiopatía congénitas en adultos, los cuales se resuelven sin necesidad de corazón abierto por medio de un cateterismo”, señaló Borges Moreno.

En la consulta externa, la especialidad de cardiología de la UMAE atendió en 2015 a dos mil 824 pacientes y 917 en hospitalización, entre estos pacientes se registraron 11 defunciones, los cuales eran mayores de 80 años en los que su estado de salud se complicó por padecer otras patologías.

“En el hospital contamos con una sala de hemodinamia con tecnología de punta operada por cuatro personas que hacen diagnósticos y de tratamiento de enfermedades del corazón a derechohabientes del IMSS a nivel peninsular”, dijo.

Mencionó que el año pasado se instalaron 165 marcapasos de una sola cámara y 132 bicamerales; 177 cateterismos por vía femoral y 338 por vía radial. 

Señales que son vitales

Existen diversas señales que pueden indicar la presencia de un ataque al corazón, ante cualquiera de estos síntomas la persona debe acudir de forma inmediata al área de urgencias del hospital o clínica más cercana:

  • Dolor en el pecho: aunque no todos los infartos están precedidos de este dolor, este es el síntoma más frecuente y más fácilmente reconocible.
  • El dolor torácico es, por lo general, prolongado (dura alrededor de 15 minutos) y se percibe como una presión intensa en el pecho, que puede extenderse hasta la espalda, los brazos y los hombros, sobre todo en el lado izquierdo (zonas que pueden llegar a dolernos más que el propio pecho). 
  • Fatiga y dificultades respiratorias: puede comenzar meses antes de un ataque al corazón. Normalmente está acompañada de una gran fatiga sin causa aparente.
  • Sudoración excesiva: el bombeo de sangre a través de arterias obstruidas requiere que nuestro corazón haga un esfuerzo mayor al habitual, la temperatura corporal aumenta debido a este esfuerzo y nuestro cuerpo suda para tratar de mantenerla a raya. 
  • Indigestión, náuseas y vómitos, pues en ocasiones los paros cardiacos vienen precedidos por problemas digestivos.
El Dato
  • La cardiopatía isquémica  impide que el corazón reciba la sangre necesaria por falta de oxígeno.
  • En Yucatán, este padecimiento es la principal causa de muerte en cuanto a enfermedades del corazón.
  • En 2015, la especialidad de Cardiología de la UMAE atendió a dos mil 824 pacientes en consulta externa.

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