Migración libanesa continúa dejando su sello en Yucatán

Al llegar a estas tierras, la gran mayoría de libaneses se dedicó a la importación y distribución de telas, encajes y bisutería

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Comerciantes de origen libanés, cuyos negocios se mantienen en el Centro Histórico, relataron que, pese a los años que han pasado, la mayoría de las familias continúa siendo propietaria de los establecimientos (Foto: Archivo Sipse)
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Novedades Yucatán/MÉRIDA
Desde su llegada, los migrantes libaneses vieron en el comercio la vía para forjar su futuro en Yucatán, estableciéndose de forma paulatina en lo que es hoy el Centro Histórico de Mérida y sus alrededores.

Cerca de siglo y medio después, pese a la instalación de consorcios nacionales e internacionales, su presencia y sello sigue presente, aunque de distintas maneras, pues muchos han incursionado en diversos giros, pero conservando las propiedades.

El Trancazo, La Legalidad, El Puerto de Veracruz, El Pabellón Francés, El Peñón, El Louvre, La Ciudad de Beirut, La Liga de las Naciones y Melollevo, entre otros, son nombres de comercios que quizá pocos recuerden, al tratarse de establecimientos que surgieron, muchos de ellos, a principios del siglo pasado o antes.

Junto con la llegada de los libaneses, también hubo presencia, aunque mínima, de comerciantes de origen oriental, pero a diferencia de los primeros, ya únicamente queda el recuerdo.

Comerciantes de origen libanés, cuyos negocios se mantienen en el Centro Histórico, relataron que, pese a los años que han pasado, la mayoría de las familias continúa siendo propietaria de los establecimientos donde comenzaron sus negocios sus familiares.

Hay quienes decidieron cambiar de giro abriendo negocios en distintos puntos de Mérida o simplemente se dedican a rentar sus propiedades a cadenas comerciales nacionales o extranjeras.

“Los locales donde comenzó mi padre, donde es hoy la llamada Calle Nueva, actualmente son rentados por uno de mis hermanos”, comentó el empresario hotelero Ricardo Dájer Nahum.

 

El empresario hotelero Ricardo Dájer Nahum (Foto: Archivo Sipse)

“Así como esto, muchos tienen rentados sus establecimientos, pues sus hijos han preferido dedicarse a otras cosas que no sea el comercio”, añadió.

Al llegar a estas tierras, la gran mayoría de libaneses se dedicó a la importación y distribución de telas, encajes y bisutería, ya que los yucatecos de ese entonces compartían el refinado hábito por el buen vestir. De forma paulatina, comenzaron a tener presencia en prácticamente toda actividad comercial.

Hoy en día, son pocos los comercios pioneros que se mantienen en el Centro de Mérida, la mayoría desapareció o transformó para dar paso a la modernidad y a la llegada de franquicias nacionales y extranjeras.

No obstante, la gran mayoría las familias de estos comerciantes de origen libanés aún es dueña de los inmuebles, los cuales dan en renta, aunque otros decidieron dejar el centro para expandirse hacia otras zonas de la capital yucateca.

Entre los que se mantienen se encuentra: Simón, Almacenes Farah, Casa Manzur, Chapur, Casa Elías, Bonetería Wabi y Casa Tino, entre otras.

Dentro de estos grupos destaca el caso de San Francisco de Asís y Almacenes Chapur, cuyo desarrollo alcanzó niveles corporativos, ampliando su giro comercial en otras áreas y abarcando todo el sureste del país.

Abraham Dáguer, Asís y su abuela María Tanús viuda de Dáguer emprendieron el negocio El Trancazo, y posteriormente, don Asís, junto con sus hermanos William y Salim, iniciaron lo que hoy en día es el consorcio Grupo Abraham, que se extiende por toda la Península de Yucatán y algunos puntos del sureste.

Sobre la calle 54 entre 65 y 67 se levantó lo que se llamó almacén de telas Casa Chapur, a cargo de Antonio Chapur Samai, y en la 58, entre 63 y 65, Jorge, Chafic y José Chapur Bardauil, el comercio de mayoreo de telas “Almacenes Chapur”.

Entre otros, José Moisés Simón fue uno de los principales promotores del comercio libanés. Al ser un gran mayorista importador de mercancía, y dueño del Hotel Moisés, ubicado en la 50 entre 61 y 63, proporcionaba a los libaneses recién llegados carruajes tirados por animales para facilitar la distribución de mercancías, tanto en esta ciudad como en el interior del Estado.

Otro de los negocios pioneros fue la mercería y armería “La Yucateca”, que se encontraba sobre la calle 65 con 58, propiedad de Salomón Mena e hijo, a partir de 1900.

A principios del siglo XX, ubicada en la calle 50 con 63 estaba la tienda de abarrotes “Arco del Puente”, de Elena Elías Vda. de Farah, que resultó importante para la conservación de la gastronomía libanesa, pues se dedicaba a importar productos comestibles provenientes del Líbano.-----

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