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El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene una gran facilidad para alborotar el avispero con declaraciones, de eso no cabe duda. Hay quien dice inclusive que todo cuanto hace está meticulosamente calculado, medido y sopesado –yo tengo mis dudas, creo que muchas veces son ocurrencias, como la petición a Felipe VI, que le dice al oído doña Bety, su respetable señora-, y que con la carta secreta que reveló, por ejemplo, está tratando de influir en el proceso electoral español para que gane una formación política que él supone afín a su proyecto en México.

En torno a esa demanda de que el monarca español pida perdón por hechos que ya tienen 500 años, vale la pena, me parece, hacer algunas precisiones:

  1. Hace 183 años (el 19 de diciembre de 1836), México y España –ésta representada por la “augusta madre” doña María Cristina de Borbón, gobernadora del reino por la minoría de edad de la reina doña Isabel II- firmaron un “Tratado definitivo de paz y amistad”, mediante el cual “deseando vivamente poner término al estado de incomunicación y desavenencia que ha existido entre los dos gobiernos, y entre los ciudadanos y súbditos de uno y otro país”, acordaron “olvidar para siempre las pasadas diferencias y disensiones” que los mantuvieron incomunicados y “mirarse como hermanos por sus antiguos vínculos de unión, de identidad de origen, y de recíprocos intereses”. Se incluía “total olvido de lo pasado, y una amnistía general y completa para todos los mexicanos y españoles”. Tema saldado.
  2. Respecto a la decisión de celebrar en 2021 el aniversario 200 de la consumación de la Independencia –del que se dice forma parte de un plan para eliminar los festejos tradicionales del 16 de septiembre-, hay que consignar que quien encabezó la firma del Tratado de Córdova, el 24 de agosto de 1821, con el virrey Juan O’Donojú fue nada más y nada menos que Agustín de Iturbide y que la nación que surgía entonces sería llamada Imperio Mexicano, cuyo gobierno se ofrecería en primer término a Fernando VII, y si éste no aceptaba, a algún familiar suyo. En caso de no aceptar ninguno (como ocurrió), sería “quien las Cortes del Imperio designen”. Finalmente, quien se hizo del Imperio fue Iturbide, aunque apenas duró 10 meses entre 1822 y 1823.
  3. El 28 de septiembre de 1821, en “solemne declaración”, la “Junta Suprema del Imperio”, encabezada por Iturbide y en la que había dos marqueses y un conde (puro fifí), manifiesta que México es “Nación Soberana, e independiente de la antigua España, con quien, en lo sucesivo, no mantendrá otra unión que la de una amistad estrecha, en los términos que prescribieren los tratados”.
  4. Cuando Colón llegó a América y cuando Cortés lo hizo a Tenochtitlan no existían ni España ni México como naciones. De modo que quienes tendrían que pedir perdón son los castellanos y aragoneses.
  5. Lorenzo Meyer dijo en una entrevista de radio que los mayas fueron exterminados, cosa totalmente falsa. Nunca fueron sometidos ni su nación desaparecida. Tan no fue así que aún hoy persisten como una de las etnias con mayor presencia en México y no solo demográfica.

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