Mar de basura

Varios estados ya aprobaron reformas de ley para disminuir el uso de plásticos en favor de alternativas más amigables con el medio ambiente.

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En los años 70, el avituallamiento de los buques de la Marina incluía al menos una veintena de cajas de refrescos en botella de vidrio, dos de ellas exclusivas para el comandante y las demás se vendían en la “fayuca” (tienda de a bordo), pero rápido se agotaban en un operativo de 30 días en altamar para una tripulación de 100 hombres en un guardacostas.

Por ese entonces, algunos marinos subían de contrabando refrescos, latas de atún, galletas y otras golosinas para mitigar el hambre en esa época en que el importe de las raciones no alcanzaba para un “rancho” en la Armada; el motivo es tema de otros acaecimientos. No se había popularizado el refresco enlatado o en pet. De hecho, la primera cerveza en lata fue lanzada en 1954 por la cervecería Cuauhtémoc, pero solo comenzó a ganar terreno 12 años después cuando la Modelo sacó su “frescobote”.

Tampoco se hablaba de separación de basura ni de reciclaje; los pepenadores buscaban fierro, cobre, vidrio, cartón y papel periódico para obtener algunos pesos. Lo novedoso era lo desechable: cubiertos, vasos y platos de plástico o unicel, pañales, pañuelos y un largo etcétera. Era la modernidad y lo que imponía la mercadotecnia: “úsese y tírese”... hasta que nos alcanzó el desastre ecológico: mares de plásticos en los océanos, sumados a otros desechos que tardan cientos de años en degradarse.

Investigadores afirman que tan solo “en el océano Pacífico, entre California y Hawái, a cientos de km de cualquier ciudad grande, flotan en el agua un conjunto de objetos como botellas de plástico, juguetes para niños, aparatos electrónicos descompuestos, redes para pescar abandonadas y millones de fragmentos de desechos… ¡al menos 87 mil toneladas de basura!”. Esta zona se conoce como la Gran Mancha de Basura del Pacífico.

Y así llegamos a la campaña “Sin popote está bien”, iniciada en junio pasado por la Semarnat, para llamar la atención sobre el impacto ambiental del uso del popote de plástico, a la que se ha sumado Novedades de Quintana Roo, sobre todo en redes sociales. La iniciativa comienza a dar resultados, pues Querétaro, Veracruz y Baja California ya aprobaron reformas de ley para disminuir el uso de plásticos en favor de alternativas más amigables con el medio ambiente; otros cinco estados están por sumarse a esta estrategia, y la Canirac se ha comprometido a apoyar la cruzada en sus establecimientos.

Vamos bien cuando se crea conciencia por un bien común, nuestra casa.

Anexo “1”

Playas ¿vírgenes?

Por tierra, aire y mar, la Armada realiza vigilancia en varias islas del país, una de ellas es Tiburón (que los seris asumen como suya), la más grande de México, una reserva ecológica en el extremo de la Península de BCS, hábitat del venado bura y otras especies endémicas. La conocimos a finales a mediados de los 70 cuando nuestro buque, el Guardacostas “Ponciano Arriaga”, operaba en esas aguas del Pacífico mexicano.
En una ocasión nos permitieron bajar a conocerla. La lancha ballenera nos llevó a un grupo a esa isla solo ocupada por infantes de Marina en cuatro destacamentos en sus puntos cardinales. Las playas desoladas eran tranquilas, blancas, limpias… hasta que vimos la huella del hombre: latas vacías de cerveza y algo de basura, evidencia del desembarco de algún yate o lancha. Contra eso, es difícil todo esfuerzo a favor de la naturaleza.

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