Continuando con el análisis de contradicciones y omisiones de la nueva escuela mexicana, tenemos que desde 2018 se anunció la necesidad urgente para el desarrollo de más infraestructura física en las escuelas del país, pues se detectó que más del 97 por ciento se encuentra en malas condiciones y requieren reparaciones profundas, pues, por las malas condiciones, se afecta el aprendizaje en los niños.

Como parte de ese informe se derivó una serie de recomendaciones a la Secretaría de Educación para que sean atendidas y consideradas en el proyecto de la Nueva Escuela Mexicana; sin embargo, el recorte presupuestal al gasto educativo en el presente sexenio a partir de la Reforma Educativa de 2019 prende los focos rojos en esta responsabilidad gubernamental; el presupuesto asignado para este año a la SEP es contradictorio, el gasto educativo estimado para 2020 carece de una reestructuración, y la mayor parte del presupuesto educativo será destinado a gasto corriente, lo que implica que la inversión en la obra pública será limitada para cubrir apenas las necesidades que se presentan a diario.

El proyecto de la Nueva Escuela Mexicana debe ocuparse en un primer momento de las condiciones básicas para una educación integral (su objetivo); antes de considerar que el desarrollo de una reforma educativa va a transformar los procesos de enseñanza, es necesario reconocer que el grado de calidad y excelencia depende de las condiciones con las que se plantea la infraestructura escolar.

Otro de los daños colaterales del recorte al presupuesto educativo es su repercusión en Yucatán, pues el insuficiente recurso que el gobierno estatal le otorgó a la SEGEY ha propiciado el despido de cientos de maestros que cubrían contratos en diferentes programas de apoyo; incluso de aquellos a quienes se les otorgó un dictamen médico que acreditaba una incapacidad que los obligaba a un cambio de actividad ya sea parcial o definitivo fueron requeridos a revisión, ya que a sus suplentes les fue notificado el término de su contrato. La intención es de que aquellos que rondan los treinta años de servicio sean forzados a jubilarse o pensionarse según sea el caso. Ante esta situación muchos alumnos se quedaron sin maestro en los últimos días y a la espera de que se resuelva la situación de los maestros en cambio de actividad.

Por cierto, un pendiente más en la agenda educativa es la presentación de los nuevos programas y planes de estudio de la cuarta transformación que se tenía previsto elevar al Congreso para su aprobación en estas fechas y poder así tener el tiempo suficiente para su revisión e impresión, que, según los tiempos establecidos para su implementación, es el próximo curso escolar y hasta la fecha nadie comenta sobre esos nuevos programas de estudio. Esperemos que no se den de última hora y con las prisas volvamos a caer en los mismos errores de administraciones pasadas.