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Aunos días de finalizar el año 2020 y en vísperas de recibir al 2021, toca repasar el viaje transcurrido: ¿Qué nos dejó el 2020? ¿Qué aprendimos? Me gusta mirar el año mes por mes desde su inicio en enero hasta el día de hoy, observar cómo fueron los días, las experiencias, los retos, las dificultades y cómo respondimos a ellas, de qué maneras nos adaptamos, los recursos nuevos que adquirimos y para ello acudo a la tanatología como herramienta de vida, la cual me recuerda que somos seres finitos, que nuestra estancia en el mundo es temporal, que todo es una lección y que cada una de esas lecciones tiene un propósito. De igual manera me recuerda el duelo, por el cual transitamos cuando perdemos algo o alguien que es significativo para cada uno de nosotros; cada duelo conlleva dolor, no olvidemos el permitirnos ser atravesados por ese dolor, por las pérdidas, por los reveses de la vida y saber que una vez que aceptas el reto todo se transforma.

Me detengo a observar los días, miro la pandemia, las crisis, los cambios, también veo los frutos que han dejado estos meses, nuevas personas, oportunidades, aprendizajes, conexiones. Hay que aprender a ver la belleza en el caos, efectivamente fue un año desafiante, pero esto no debe hacernos olvidar que siempre hay que honrar el viaje, no sabemos nunca cuándo se acaba. El año 2020 por mucho nos ha dejado diversas lecciones más que otros y esa es la luz dentro de la oscuridad, mirarlo desde esta perspectiva nos permite seguir avanzando, no olvidando a los que terminaron el viaje, ahí iremos todos. Pero mientras sigamos en este mundo estamos obligados a ir reaprendiendo, ajustando y aceptando, porque no se vale quedarse estacionados, hay que continuar el camino.

El año 2021 está ya aquí a la vuelta, es momento de tomar la pluma y escribir lo que haremos en él, no dejemos que el mundo decida por nosotros, podemos intervenir para diseñar doce meses y aunque la vida muchas veces nos revolucione los planes, siempre podemos elegir actualizar lo trazado. Al final de eso se trata este recorrido, de ir respondiendo, ir solucionando, no evadiendo el obstáculo sino mejorando a través de él. Así que miremos el año que viene con un nuevo esplendor, con apertura y curiosidad, marcando el paso, tomando las riendas de lo que sí está en nuestras manos, y lo que no depende de nosotros, manejarlo con paciencia y aceptación. Así que dejemos atrás al año 2020 agradeciendo por todo lo que nos dejó a su paso, resignificando las experiencias y dándole la bienvenida al 2021 con un plan en mano.

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