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Me gusta la idea de crear momentos que alimenten el día, después de un largo tiempo de realizar cierta actividad me he percatado de que eso es lo que hace que un día sea especial, tras una semana laboral en la que lidio con el tráfico, con los números, con un estado de cuenta o con un documento de excel que no logra cuadrar, lo único que deseo es retornar a uno de mis refugios. Ya sea tomar una infusión de manzana con arándonos, leer un buen libro, escuchar una melodía o salir a mirar la luna para perderme en ella.

¿Qué tal si nos dedicamos a crear espacios que nutran nuestros sentidos? ¿Qué tal si hacemos refugio en las cosas más simples de la vida? Aquellas actividades que nos conectan, que si las realizamos de manera prolongada podemos observar los efectos que tienen en una o uno. Me gusta creer que le robo minutos al día al hacer lo que deseo y no lo que las obligaciones indican que tengo que hacer. La vida va de prisa, el tiempo no hace pausa, sólo transcurre, asegurémonos de inventar rincones simples, pero con mucho significado.

La realidad es dura, muchas veces nos enfrentamos a situaciones o contextos que nos ponen a prueba, que nos desafían, en esos momentos es cuando debemos recurrir a nuestros refugios, funcionan como bálsamo para el alma. Lo importante es identificar qué actividades te desconectan de este mundo, dónde puedes perder la noción del tiempo y el espacio, a la vez que te recuerdan lo maravillosa que es la vida, porque a pesar de sus dificultades se trata de vivirla con todo y sus matices, hay que detenerse a mirar el arcoiris después de unas nubes grises.

Ya lo decía Virginia Woolf: “Nuestros refugios frente al mundo: libros, el mar y la soledad”. Aprendamos a cultivar instantes de placer, encontrar en lo cotidiano aquello que hace especial una mañana, una tarde o una noche, eso marca la diferencia en la vida, nos hace vivir mejor. Hay que permitirse apreciar la belleza de lo que nos rodea, de las plantas, las flores o de un cielo estrellado, darse permiso de hacer algo diferente o incluso de ser diferente, de contemplar los detalles porque así es como vamos creando una existencia con más color.

Lo importante es definir ¿qué es lo que te importa?, ¿qué actividad te hace vivir con mayor sentido?, ¿qué es lo que hace que tu vida sea más plena? Se trata de crear tu propio refugio, uno que te llene de energía, donde puedas recargar las pilas, en el que puedas disolverte para encontrarte o donde logres desahogarte de las incongruencias de la vida. Ir descubriendo todas las actividades que fortalecen tus cinco sentidos, verificando cuáles te funcionan, y, sobre todo, sosteniéndolas en el tiempo.

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