|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Hoy les quiero decir que, en verdad, cuando se quiere, se puede, los pretextos son los argumentos que como seres humanos nos ponemos para excusarnos cuando tenemos el temor de hacer algo nuevo, intentar dar ese salto o de plano evitar la flojera para atreverse. Platico esto como preámbulo a lo siguiente: hace unos días, caminando por el centro de la ciudad después de una jornada informativa, me pude dar cuenta de que en la esquina de la calle 58 con 65, justo en el pasillo, se instala un grupo de personas con discapacidad visual con sus instrumentos musicales, una bocina y unas inmensas ganas de comerse al mundo; se hacen llamar “Grupo reto musical”, llama mucho la atención que la totalidad de los integrantes son invidentes desde su nacimiento, por lo que han estado en esta condición toda su vida, abriéndose paso por sí mismos sin importar nada, poniendo a un lado todos los “no puedo” y levantando la bandera de “sí puedo”.

Llama la atención que esta agrupación se formó hace un par de meses y a lo largo de este tiempo han logrado una coordinación que no le pide nada a los grandes grupos que se presentan en escenarios y conciertos. Y he de confesarles que cuando empiezan a hacer sonar sus instrumentos, adormecen el bullicio común del centro y lo cambian por el contagioso ritmo de sus canciones, atrayendo oídos y miradas al origen de la música, obviamente llama la atención su condición, pero agradan más sus interpretaciones de boleros, merengue y, su especialidad, las cumbias, que hacen bailar a más de uno que, en medio de la gente, busca pareja para seguir el paso.

Creo que es justo y necesario agregar a esta descripción que cada uno se traslada al sitio pactado por su propia cuenta, con sus medios y posibilidades, pero a pesar de la actual situación económica, todos cumplen con el compromiso previo, con el sueño de algún día pasar de las calles a un escenario dedicado sólo a ellos y que su talento y alegría no sean dirigidos sólo a los peatones que detienen momentáneamente su paso para disfrutar del ritmo que imprimen a sus piezas musicales, sino estar ante un público que vaya expresamente a verlos.

A pesar de que desde la banca de plástico en donde se sientan esta meta aún se pinta lejana, no se desprenden del anhelo de que algún día llegue esa tan ansiada oportunidad de demostrar de todo lo que están hechos, pero saben que el camino no es nada fácil, la vida en sí no lo ha sido para ellos, pero con perseverancia, disciplina y una buena actitud que se traduce en la sonrisa que no se les quita del rostro, a pesar del cubrebocas, es lo único que necesitan para hacer de esta meta una realidad, y en verdad estoy convencido de que lo lograrán. Por eso, les invito a que los escuchen, regálense la oportunidad de conocer de lo que están hechos, porque para la música se necesita corazón y a ellos les sobra.

Lo más leído

skeleton





skeleton