|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

A veces las desgracias nos caen de golpe, como un rayo que no vimos venir y que nos pega con contundencia. La muerte, las pérdidas, siempre son difíciles. Siempre requieren de un tiempo de duelo para poder asimilarlas, para poder continuar el camino. La fuerza del golpe, sobre todo cuando es inesperado, nos deja pensando en lo difícil que es avanzar, parece imposible continuar.

Es importante siempre, escuchar a quien ha recorrido este camino, o uno parecido, para poder decidir cuál será el camino propio. En medio del dolor, hay personas como Cecilia Lavalle, que han dejado huella de su propio camino, y nos dan ideas y claves a las que aferrarnos cuando enfrentamos una pérdida, en su libro “Claves para atravesar la tormenta”.

El título es completamente acertado. Así son las pérdidas, como enfrentar una tormenta en un barco y muchas veces sin saber nada de navegación o sin saber si quiera que estábamos en el barco y éramos tan frágiles. Su primer consejo es “Respire”. Parecería increíble de creer, pero a veces es tanto el dolor que se te olvida respirar con calma, respiraciones profundas, largas, respirar de manera consiente. El estar pendiente de tu respiración te ayuda a estar consiente de ti, de tu cuerpo, de lo que sientes, y esto te aleja un poco de la angustia.

Hacer un poco de ejercicio, movernos. Y el consejo no es comenzar una loca carrera de ejercicio que nos saque de la realidad dolorosa que enfrentamos. El consejo es hacer el ejercicio que hacemos siempre, o comenzar con una caminata corta que ayude al cuerpo a relajarse un poco.

El silencio es un refugio, pero hay que tener cuidado de que no se convierta en una coraza que nos empuje a fantasías catastróficas. El silencio con moderación puede ser sanador si lo utilizas como una meditación, como una forma de alejar tu pensamiento del dolor.

Cuando enfrentamos una pérdida muy grande debemos refugiarnos en la frase “un día a la vez”, pero a veces es un minuto a la vez o un segundo a la vez. Ver hacia el futuro nos genera más dolor, pero si nos enfocamos sólo en el siguiente paso, si logramos concentrarnuestra atención en el siguiente segundo, podemos ir avanzando poco a poco. No es necesario tomar decisiones a futuro, sólo respirar. Los momentos de tormenta son como estar queriendo ver todo un bosque al mismo tiempo. La cantidad de información, de dolor y de incertidumbre, a veces pueden generar mucha angustia, si te enfocas sólo en un árbol, si sólo te enfocas en lo que puedes enfrentar, en el siguiente minuto, en tu siguiente acción, entontes disminuye un poco la incertidumbre.

Las tormentas, dice Cecilia, “nos desnudan” sacan lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros, nos hacen ser humildes y nos enseñan a buscar en las pequeñas cosas que nos rodean atisbos de esperanza. Las cosas cotidianas, que siempre han estado ahí, comienzan a darnos un poco de paz y serenidad y nos permiten ver la luz al final del túnel. Nuestras amistades, que están pendientes de nosotros, un hijo que nos da un abrazo, una madre que te necesita, hay que aprender a recibir estos pequeños regalos con amor y agradecimiento.

Escribir es un gran bálsamo para el sufrimiento. Tomar la costumbre de tener un diario sí a veces nos hace clavarnos en el sufrimiento, pero en el ejercicio de escribir también vamos encontrando que nuestra sensibilidad aumenta y nos permite aterrizar en detalles que de otra forma podríamos pasar por alto. Nos permite descargar en un papel esos momentos de furia y de desesperanza y que no los descarguemos en quienes nos rodean y que en ocasiones también están sufriendo; pero de igual forma nos permite encontrar recuerdos de nuestro ser querido que vienen a nosotros, momentos felices y de amor que vivimos con ellos, nos permite escribir y sacar nuestros enojos, nuestro dolor, pero también anotar esos momentos en los que vamos recobrando la serenidad y encontrando pequeñas alegrías y pequeños rayos de esperanza.

Un consejo maravilloso que da es “flote”, flotar no significa desfallecer, para mantenerte a flote necesitas hacer un esfuerzo suficiente para no hundirte. Déjate llevar por la corriente, no luches, no te canses, pero tampoco te des por vencida y confía en tu destino, confía en que la tormenta pasará y encontrarás nuevamente un mar en calma.

Hay muchos consejos, y muchos caminos de cómo enfrentar las pérdidas, la verdad es que es un camino individual que cada uno debe ir construyendo, paso a paso, segundo a segundo. Lo que sí creo que es importante, es aprender a apoyarnos en quienes nos aman, en nuestros amigos, aprender a darnos el tiempo para vivir nuestro propio duelo respetando nuestro espacio y diciéndoles a los que nos rodean que lo respeten. Pero también apoyándonos en quien nos quiere.

No estamos solos, y en estos momentos difíciles, aunque el dolor no nos permita verlo, hay muchas personas a las que, en su momento y cuando el dolor nos los permita, podemos pedirles ayuda.

Lo más leído

skeleton





skeleton