|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Una de las funciones de la mitología es la protección de los recursos naturales. Veamos el caso que presenta Anneliese Löffler en su obra sobre mitos de Australia. Se cuenta que hace mucho tiempo, en el norte de ese país, hubo un pueblo a cuyos habitantes se les conoció como los hombres de miel. Uno de ellos, Boubit, vivía con su familia y se nutría exclusivamente con la miel de las abejas salvajes.

Un día, este hombre salió en busca del alimento y llegó a un árbol ubicado a un lado de cierto manantial cercano al nacimiento del río East Alligator. En dicho árbol había una colmena de abejas silvestres y Boubit retiró las primeras ramas hasta descubrir la parte hueca del árbol. En su interior encontró una colmena con mucha miel y pudo ver que en la parte inferior del mismo tronco había más panales. Boubit decidió partir el árbol para agarrar todas las colmenas.

En ese preciso momento, la dueña del árbol, la poderosa serpiente arcoíris Ngaloit, salió del manantial, furiosa por el robo de sus colmenas. Entonces se irguió hacia cielo y con su poder provocó una fuerte lluvia. Boubit y todos sus familiares se ahogaron y fueron arrastrados hasta el fondo del manantial.

Desde entonces, la gente de miel vive en las aguas profundas de ese lugar. Allí mismo se encuentran dos árboles: uno viejo y muerto, en el que hay muchos panales, y el otro es un árbol vivo, cubierto siempre de muchas flores, de las que se alimentan las abejas. Se dice que el pueblo de miel recolecta su alimento de las colmenas y lo almacena en bolsas que después cuelga de las ramas del árbol muerto. La serpiente Ngaloit y dos hombres de miel custodian el acceso al lugar.

Una vez al año llega al sitio un poderoso chamán de un pueblo cercano; de manera ritual entra en trance y su espíritu abandona su cuerpo. Tan pronto como llega al agua, empieza a entonar cantos mágicos para calmar a la serpiente Ngaloit y protegerse del posible ataque de los guardianes. Después se sumerge en las profundidades del agua hasta llegar al fondo. Una vez allí, se dirige al árbol muerto y descuelga las bolsas con las provisiones de la gente de miel. Sin dejar de cantar, regresa a la superficie del agua y esparce las bolsas de miel en todas las demás comunidades de la región. El alimento cae cerca de las aldeas y de ese modo quedan garantizadas las suficientes provisiones de miel para la gente.

En el año siguiente y en la época apropiada, el ritual se repite. El chamán entra en trance y canta. Los habitantes de la región aprovechan el recurso natural con el debido respeto y con la confianza de que las divinidades lo proveerán.

Lo más leído

skeleton





skeleton