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¿Qué somos si no buscadores? Nos pasamos la vida buscando, hasta que aquello que buscamos nos encuentra y nos sacude el alma. “Tornaviaje” es un unipersonal de Diana Sedano, un exquisito espectáculo en el que la actriz inicia el viaje para encontrar un lugar en el que pueda hablar de su padre. Su padre; el ermitaño, el pintor, el desarraigado, el español, el hombre que ha dejado muchos lugares vacíos en el corazón de su hija, opta una vez más por el silencio cuando se ve confrontado por ella sobre el viaje prometido para conocer a la familia de aquél. Desde muy niña, Diana ha escuchado una promesa repetida: “Un día viajaremos a Santander, y ahí verás al natural todos los paisajes que he pintado, verás el mar, conocerás a tu tía y a tus primos”. Pero el viaje prometido en la infancia parece no tener una fecha concreta para realizarse, es aplazado año tras año, y Diana ya no quiere vivir con una promesa, prefiere encarar a su padre y realizar el viaje por sí misma.

La puesta en escena es un amoroso compilado de imágenes, de cuadros del padre que se repiten en un video junto con las imágenes de la actriz realizando el viaje de sus sueños. Ella hace contacto con su familia paterna, ellos sospechaban de su existencia, pero no tuvieron confirmación hasta verla ahí, delante de ellos, así como ella se mira a sí misma frente al mar. Una obra para todos los que hemos emprendido el viaje a nuestra raíz, a nuestro árbol genealógico, ese que a veces nos da grandes frutos y a veces nos araña con sus ramas secas o vacías.

La actriz está plenamente plantada en el escenario; no cabe la menor duda que ella ha puesto su corazón entero en la puesta en escena. Su deseo más grande: actuar de su papá, se ve cumplido mediante algunos aditamentos que logran convertirla en el hombre inasible y lleno de silencios. El padre, como es su costumbre, abandona todo, abandona el escenario y nos deja con ganas de más. Y ahí es donde siento que está una pequeña debilidad en el escenario, algo falta. Si bien en el desmontaje la actriz dice que ésta es una sensación general, ella no quiere hacer una revisión del texto o aumentarle nada. Para ella la historia está contada. Quizá lo que me falta es la contundencia en el discurso final del padre. Siento que la actriz se conformó con encarnarlo en la forma y descuidó un poco la profundidad de ese personaje tan complejo. Es decir: teníamos al padre ahí, la encarnación era evidente, pero la palabra, esa que se preocupó por el acento, perdió emotividad y contundencia. Es tan duro lo que dice el padre al final, que quizá si lo dijera desde otro lugar, aquello que nos falta en el discurso estaría más que dicho. Dije al principio que todos somos buscadores, algunos buscamos a la madre, al padre, al amor, al hijo: todos somos buscadores, y quizá el teatro sea el lugar donde todos nos encontramos.

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