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Son tiempos complicados, en los que nos piden quedarnos en casa, y en los que leemos cómo el virus avanza. Escuché el mito de que en Yucatán el virus no sobrevive por el calor, insisto, es un mito. La forma en la que el virus se desarrolla no termina de saberse completamente. Por eso es importante seguir la información de fuentes fidedignas y quedarnos en casa. En la mía, es complicado convencer a mi mamá de quedarse recluida. Ella está muy molesta porque cerraron las iglesias. Dice que es muy importante rezar en estos tiempos. Que a ella le dio influenza dos veces y no le pasó nada porque reza y Dios la protege.

Sé que las personas mayores, con su rutina diaria y sus costumbres, son las que más padecen el encierro, pero son también la población más vulnerable. Hay que tenerles paciencia y apoyarlos en todo lo posible. Mi mamá también está muy estresada por la gente que tiene que ir a trabajar y ahora no puede hacerlo por las prohibiciones. ¿Qué van a comer sus hijos? ¿Cómo van a sobrevivir? Ella lamenta mucho que el desempleo también pueda cobrar vidas. Por eso ocupo parte de mi tiempo en tranquilizarla y entretenerla.

Leí por ahí un texto que hace cuenta de cómo los yucatecos hemos resistido muchas cosas por las experiencias de los huracanes. En los huracanes también tenemos que quedarnos en casa, a merced de la furia de la naturaleza. Pero a diferencia de la pandemia, cuando un huracán entra a la ciudad, nos quedamos sin luz, agua e internet. Por fortuna la tecnología nos permite espacios de distracción, resolver algunos pendientes académicos y laborales desde casa. Distraernos con las aplicaciones e incluso crear. Por fortuna, también son tiempos en los que la tecnología nos ayuda mucho a sobrevivir.

Yo he vivido huracanes y temblores, tengo más temor a los últimos, pero justo haber vivido ambas experiencias me trae gratos recuerdos: cómo la gente se solidariza, apoya, dona, cuida y pone todo su amor para que la ciudad y la gente vuelvan a estar de pie y las cosas fluyan de nuevo. En este momento nuestra aportación más grande es quedarnos en casa, y generar estrategias que nos ayuden a pasar la cuarentena lo más tranquilos posible. Ya pasará, y podremos ayudar desde otro lugar. Pero en este momento, tenemos que ser responsables, quedarnos en casa para evitar que el virus se siga propagando con rapidez.

Los árboles más flexibles son los que resisten los huracanes. Seamos flexibles, resistamos, no demos la batalla por perdida por el estrés o el aislamiento. Al final, aprender a estar con uno mismo es una de las grandes decisiones de la vida. Quedémonos en casa, pronto volveremos a vernos. Les confieso que soy renuente al contacto corporal, a los abrazos y besos, pero pasando la pandemia saldré a abrazar y besar a todos mis amigos, con todo el amor que me permite el corazón.

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