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Querido amigo, ayer me enteré de tu partida, me quedé muda. Estábamos en ensayo del Hanal Pixán, y Salomé tuvo que cortar un momento porque los ojos se le llenaron de lágrimas y no pudo seguir. ¿Cómo hacer una obra sobre el día de muertos y fingir que no pasa nada cuando nuestro gran amigo acaba de morir? Yo, ya sabes, siempre me hago a la fuerte e intento que las palabras curen un poco el espacio que les niego a las lágrimas. Amigo, nos harás falta en este mundo, en este país, en esta ciudad tan llena de injusticia y discriminación, tan llena de violencia hacia las mujeres, con tantos crímenes de odio que nos llenaban de indignación e intentábamos denunciar a través del teatro o de lo que fuera.

Somos muchos los que lamentamos tu partida, tu lucha inconclusa, nos dejas mucho que hacer, mucho por qué pelear. Me acuerdo cómo te indignaba el desprecio que algunos políticos mostraban a Yucatán. Eras feminista y protector de los niños, por eso siempre denunciabas a los curas pederastas y algunas otras cosas “criticables” de la iglesia. Siempre defendiendo a la comunidad gay, de la que siempre fuiste parte abiertamente. Así eras tú: un corazón abierto que nunca dudó en mostrarse a pesar de las consecuencias. Nos dejas un día triste en el que harán falta tus grandes carcajadas, tus joterías, tus palabras amorosas, tu solidaridad y tu cariño.

Querido amigo, quizá nunca lo supiste, pero nadie en Yucatán defendió mi teatro y mi persona como tú. Sólo tú estuviste genuinamente orgulloso de mis logros, a pesar del enojo de los que no me quieren, a pesar de que te echaban bronca o te bloqueaban de sus redes. ¡Tontos, ellos se perdieron tu cariño y tu amistad! Así eras tú: dabas todo por tus amigos, por aquello en lo que creías. Sé que tu familia y tu sobrina han de estar desoladas por tu ausencia. Sirvan estas palabras para decirles que hicieron de ti un gran, gran hombre, que se sientan orgullosos de haber criado a un niño tan libre que se volvió un hombre que luchó contra las injusticias y siempre amó a su familia. Tus amigos también estamos tristes, hemos llenado las redes con tus fotografías y con los grandes momentos que compartimos.

Querido amigo, es difícil encontrar gente como tú, que tiene las palabras exactas pero también el silencio respetuoso para acompañar a dos mujeres que te compartimos la injusticia y el abuso que vivimos. Te queremos, te extrañamos mucho, pero desde ahí donde hoy nos miras y tu cuerpo no siente ningún dolor, quiero decirte que me lleno de orgullo al saberme tu amiga en esta vida y en las que vengan, porque espíritus como el tuyo son eternos. Descansa en paz nuestro amado Pino, José René Contreras Pino, “Chini”, y que nadie dude nunca que tu paso por este mundo no fue en vano, hiciste lo que pudiste para hacer de este un mundo mejor, aunque en ello se te fuera la vida. Dicen que los hombres buenos cuando mueren descansan eternamente bajo la sombra de la ceiba grande; si es así, ahí estás ahora, disfrutando de la mítica sombra de la tierra que tanto amaste: Yucatán.

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