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El pasado miércoles, el Senado aprobó reformas a la Constitución para obligar a los gobiernos de los tres órdenes a integrar sus gabinetes bajo el principio de la paridad de género (mismo número de hombres y mujeres), también en los cargos de secretarios, organismos autónomos, poderes Legislativo y Judicial e incluso en la postulación de candidaturas de los partidos.

Se calificó como un día histórico para el avance de los derechos de las mujeres, las senadoras brincaron de júbilo, y el dictamen fue enviado a la Cámara de Diputados para su aprobación, que se da por descontada.

El espíritu de esta reforma es dar las mismas condiciones, trato y oportunidades a mujeres y hombres, lo que conviene a ambos, principalmente a los hombres, porque se desperdician el talento, sensibilidad, inteligencia, intuición y capacidad de crear de las mujeres, pues no podemos negar que en todos los ámbitos hay una enorme reserva y potencial de ellas, a quienes por años no hemos permitido que se desarrollen plenamente.

Así de sencillo. Y nadie puede negar los cambios significativos que se han dado en los últimos años para brindar más y mejores espacios a ellas, pero siempre atendiendo a lo único que debe diferenciar al género: la capacidad, lo cual está consignado en nuestra Carta Magna, y a los varones nos corresponde propiciar un ambiente donde se les apoye, se les respete y se permita su crecimiento. ¿O no queremos esto para nuestras esposas, hijas, hermanas? Por eso digo que en la equidad ganamos todos.

De hecho, ambos géneros debemos trabajar juntos para replantear los valores, esquemas, mecanismos, conductas y pensamientos que han prevalecido y propiciar una actitud de cambio en las relaciones mujer/hombre, pues el solo hecho de que tengan más espacios tradicionalmente reservados para hombres les motiva a participar en tareas que históricamente han hecho solo los varones.

En nuestro país, el lento avance en la equidad ha significado romper con arraigados obstáculos como la discriminación por el simple hecho de ser mujer, limitar sus opciones laborales. Visto así, la reforma constitucional recién aprobada beneficia a México y a todos, pues contribuye a la formación de ciudadanos libres de prejuicios y agentes de cambio socio-cultural.

Esa evolución se percibe principalmente en el ámbito civil, y también en las fuerzas armadas, donde la Marina y el Ejército han impulsado desde hace varios años la participación y desarrollo de la mujer, que ya incursiona en espacios antes solo asignados al personal masculino, pues actualmente en las escuelas militares y navales se forman nuevas generaciones de oficiales de mando integradas también por mujeres, que ya son paracaidistas, pilotos aviadores, ingenieras y algunas ya con mando en buques de guerra y unidades aeronavales.

Como dice la Cartilla de Equidad de Género de la Sedena: “Todos los hombres y las mujeres debemos tener los mismos derechos y oportunidades; un ser inferior es aquel que se cree superior”.

Anexo “1”

Pioneras en la Marina

En 1975, una teniente de corbeta del Servicio de Ingenieros de la Armada, geógrafa, fue la primera en embarcarse en el buque oceanográfico “Virgilio Uribe”, en un crucero de investigación científica en el Golfo de México.

En 1982, por vez primera, dos mujeres realizan el Curso Básico de Paracaidismo Militar. En1989, obtiene el grado de contralmirante del Servicio de Sanidad Naval la cirujano dentista Clara Edith Hernández Santiago, convirtiéndose en la primera mujer en lograrlo.

A finales de los noventa, la teniente de corbeta cirujano dentista Karmina Cortés se convierte en la primera mujer piloto aviador naval.

En 2011 y 2012, se integraron 36 mujeres a las dotaciones de los buques de apoyo logístico ARM Montes Azules BAL-01 y ARM Libertador BAL-02 en los servicios de: medicina, enfermería, electrónica, intendencia, oficinistas, camareras y peluqueras.

En el Crucero de Instrucción Mediterráneo 2011, efectuado por el Buque Escuela Velero “Cuauhtémoc”, por vez primera se sumó a su dotación personal femenino (oficiales, clases y marinería), y en el de Atlántico Norte 2012 participó la primera cadete que eligió la carrera de Cuerpo General, para realizar las actividades inherentes a su formación naval, con ello puede alcanzar el grado de almirante.

¿Hay dudas de su capacidad?

 ***

(Fuente: Revista Secretaría de Marina. Marzo-abril 2013. “Entorno de las mujeres en la Armada de México”. Págs. 33-40)

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