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El 15 de noviembre pasado (“Entre mayúsculas y minúsculas”) en este mismo espacio cocinamos un primer esbozo histórico sobre la aparición de las letras que se conocen como altas y bajas en las redacciones de los periódicos.

La Ortografía de la Lengua Española (Espasa libros, 2010, Pág. 448) nos recuerda que cada lengua tiene sus normas para el uso de las mayúsculas y que esas regulaciones no son inamovibles, sino que evolucionan con el paso del tiempo. Así ocurre en el español.

En los siglos XVI y XVII, nos pone como ejemplo, era preceptivo usar mayúscula inicial en los nombres de los días de la semana y los meses del año; eso ya no ocurre hoy (ojo: van con minúscula, son nombres comunes). “La proliferación de mayúsculas propia de los textos barrocos ha ido dando progresivamente paso a un uso más restringido y sistemático, a medida que las funciones de la mayúscula se han ido definiendo con mayor claridad”, asienta.

Aunque se admite que hay usos y condiciones imposibles de prever en las normas sobre las mayúsculas, la Ortografía advierte que escribir con mayúsculas es una forma excepcional y recomienda utilizar con preferencia la minúscula (se entiende que eso por cuestiones de fácil lectura y escritura, porque, como ya se ha dicho, las bajas son más fáciles de plasmar y su aparición en el siglo IV representó un “salto de calidad” en la escritura).

Las minúsculas fueron un avance a la modernidad, sobre todo al aparecer la carolina que con la invención de la imprenta en 1449 fue adoptada como modelo tipográfico.

Cada una de las 27 letras minúsculas del alfabeto español tiene su correspondiente letra mayúscula. Todas las mayúsculas tienen un cuerpo “de la misma altura”, excepción hecha de la Ñ y la Q, cuyas virgulillas “sobrepasan, respectivamente, las líneas superior e inferior”. La J y las I, que en minúscula llevan punto encima, en mayúscula lo pierden. Los dígrafos (ch, ll, gu y qu) cuando están en palabra inicial solo llevan con mayúscula el primer componente: China, Quito, Guinea.

Cuando los dígrafos forman parte de una sigla, solo debe escribirse con mayúscula la primera de sus letras: Partido Comunista de China (PCCh).

Hay un tipo de letras llamada versalita (diminutivo de versal, nombre que recibe también la mayúscula, ya que se parece a ésta).

Cuando se utiliza este tipo de letras, debe mantenerse la mayúscula inicial en aquellas palabras que lo requieran.

En español las palabras pueden escribirse en minúscula, con mayúscula inicial o enteramente en mayúsculas, dice la Ortografía.

En la escritura ordinaria, se utiliza como letra base la minúscula. Para el empleo correcto de la mayúscula hay ciertas normas, de las que nos proponemos hablar en el siguiente plato.

Como adelanto, no olvide que la acentuación rige en ambos modos de escribir.

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