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El lunes siempre tiene un sabor diferente. Aunque la mayoría diga que lo odia, me parece que te permite reconectar con la otra parte de tu vida, con lo que haces en lo laboral, con los proyectos que se inician, con las aspiraciones que tienes.

Este 2019 participo en un programa que tuvo su primera aparición el miércoles 2 y aunque tuvimos muy buena respuesta el hecho de comenzarlo en medio de la semana me hizo investigar sobre por qué tenemos fijación con el lunes, y los datos que encontré me sorprendieron de tal forma que cambié el rumbo de mis letras hacia una maravillosa trivialidad que es el odio de muchos humanos al primer día de la semana.

Y eso me llevo a saber que hay un estudio que asegura que el rendimiento laboral es más bajo, hay un 50% de posibilidad de que empleados y dueños lleguen tarde, de que las personas entre 45 y 54 años se quejan más de 12 minutos del día sobre el lunes y otras no sonrían hasta después de las 11:16 de ese mismo día.

Otras investigaciones dicen que lo que ocurre es que para el cerebro es un cambio entre el feliz domingo y el responsable lunes, también que dormir una o dos horas más por un par de días puede desajustar el reloj biológico unos 45 minutos.

Y así pasé de un documento a otro que indica que la gran mayoría cree odiar este día y las estadísticas indican varias razones. Ejemplo es el reporte mayor en 20% de infartos y ataques de asma, así como el tráfico, los accidentes viales y hasta las palabras altisonantes, que aumentan los lunes, aunque un poco más en horas pico.

La peor de todas es que los lunes se consumen más calorías, aunque se come menos. Confieso que mi asombro me hizo seguir buscando datos sobre esta fobia y resulta que existe la Deuterofibia.

A mí me gusta escribir para publicar en esta jornada, en el cierre de lo que sucedió la semana anterior que me permite reflexionar sobre las historias, o bien en lo que será el inicio de la que sigue y para lo cual debería prepararme.

Creo que es cuando he tenido oportunidad de conocer gente nueva, de convivir con la familia, que me dejan muchos datos y anécdotas para mis letras, de salir de fiesta o paseo, de tener tiempo suficiente para la lectura no solo de temas importantes en la vida nacional, también para las curiosidades que nos rodean.

Sigo pensando que vivir en lunes es una cuestión de enfoques, de verle el lado bueno a las cosas.
La primera semana de 2019 me trajo personas a las que no veía hace muchos años y que estimo, celebraciones de seres y ciudades a los que amo, despedidas de compañeros de trabajo que reciben nuevas responsabilidades, análisis de episodios que no terminan de sorprenderme...

Aprovecho que es lunes, el primero de 2019, para poner toda la energía en encontrar otros que como yo quieran sonreír. ¡Que sea feliz!

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