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En los primeros cien días de su administración, el segundo gobernador panista yucateco, Mauricio Vila Dosal, tuvo suficiente tiempo para ver dónde está parado; también en estos tres meses pudo evaluar a sus aliados y a sus adversarios.

Quizá por ello ha llegado a la conclusión de que es inevitable procesar a quienes hayan desviado recursos económicos; los expedientes ya están armados, el desvío es evidente, la cantidad va más allá de los mil 900 millones de pesos, y todo indica que en el sector salud estará la primera orden de aprehensión.

Los principales adversarios externos de Mauricio Vila son algunos diputados locales del PRI que pertenecen a los grupos de los ex gobernadores Ivonne Ortega y Rolando Zapata, que por segunda vez son derrotados, la primera fue en las urnas, en donde perdió el ex secretario de Desarrollo Social Mauricio Sahuí, y la segunda en el Congreso, en donde el presidente de la Junta de Coordinación Política, Felipe Cervera, no pudo contar con la mayoría de los 25 legisladores y fue vencido cuando se aprobó el paquete del ejercicio fiscal 2019.

Hoy la crisis que vive el PRI nos recuerda a la tan comentada serie “La casa de las flores”, en donde una familia vive su peor crisis de credibilidad tanto social como económica.

Y opta como estrategia de supervivencia por el arte de las apariencias para no perder los privilegios de ser parte de la élite social; para ello sus integrantes tienen que practicar la doble moral.

A diferencia de la serie, donde con innovación, unidad e ingenio los miembros de esa familia volvieron a vender sus vistosos arreglos florales, en el PRI ni por enterados se dan de que no solo no hay flores, sino que los cadáveres de algunos ahorcados no tuvieron cristiana sepultura.

Mientras que el grupo Zapata-Ortega, que detentó el poder político durante los últimos 11 años, sigue en disputa con los integrantes de otros grupos dentro del PRI, como el que encabeza el senador Jorge Carlos Ramírez Marín, el gobernador Mauricio Vila ya dio la orden de que las denuncias penales se interpongan por peculado y su decisión es llegar hasta las últimas consecuencias; todo es cuestión de horas.

A fines de año la ex gobernadora Ortega en una junta en sus oficinas de Mérida externó que amaneciendo 2019 empezarían a recuperar la estructura del PRI, sin Rolando Zapata.

El lunes por la noche la ex funcionaria invitó a otra reunión a conocidos priistas como Carlos Ceballos, Angélica Araujo, Federico Granja, Javier Osante, Alberto Escamilla, Jorge Canul, Víctor Sánchez, Alejandro Menéndez, Luis Rodríguez Canto, los alcaldes de Dzilam Bravo, Cristian Carrillo, y Chicxulub Pueblo, Guadalupe Canto.

Ahí se pidió que la conformación del próximo Consejo Político sea plural, nada más que la mitad de los integrantes del organismo sería gente ligada a Ortega. El 24 y 25 se realizará la elección de los consejeros que convocarán para elegir a la dirigencia.

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