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En el gobierno federal existe un tema que unifica a todos los miembros del gabinete y que tiene el apoyo de la sociedad: el combate a la corrupción; después de esta premisa cambian las visiones de los integrantes de la llamada cuarta transformación, cuando se cuestionan los temas de seguridad, inversión, relación con los gobernadores, delegados estatales y aliados incómodos, incluidos miembros de la izquierda histórica.

La actitud de Andrés Manuel ya generó una división dentro de su gabinete; unos aprueban los señalamientos sobre personajes políticos acusados de corrupción y otros exigen que se aplique la ley a los ex funcionarios o líderes sindicales implicados en esos señalamientos. AMLO está exhibiendo a personajes del PRI y del PAN, pero hasta el momento no ha actuado contra quienes, según dice, desviaron recursos o se aliaron al crimen organizado.

El presidente seguirá en los próximos dos años señalando a ex presidentes y hablando de sus vínculos en actos de corrupción, porque esto le va a servir para mantener vivo el concepto de que él es bueno y combate los grandes intereses económicos que surgieron desde la deshonestidad buscando que el pueblo califique a su administración en las elecciones federales intermedias y para empujar a sus futuros candidatos, ya sea a alcaldes, gobernadores, diputados locales y federales.

No hay que olvidar que para entonces ya estarán en marcha programas sociales como el de “Producción para el bienestar”, “Pensión universal para el adulto mayor”, “Jóvenes construyendo el futuro”.

Otro de los grandes compromisos políticos de AMLO es construir hasta donde sea posible alianzas con algunos priistas en activo, como pueden ser algunos presidentes municipales, o incluir a militantes de otros institutos políticos.

Pero aquí existe un problema que son los llamados militantes de la izquierda histórica.
El caso de Yucatán es un claro ejemplo, en donde su ex candidato a gobernador Joaquín Díaz Mena no solo tiene la animadversión de algunos miembros de la izquierda histórica, además ya recibió el regaño del presidente que le ordenó que deje de insistir en las delegaciones federales y que lo que debe procurar es trabajar de manera directa en los programas sociales.

La relación entre el presidente y el gobernador Mauricio Vila es muy cordial, incluso la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez, trata con deferencia a Vila.

Uno de los grupos fuertes de Morena en Yucatán es el que encabeza el funcionario del Infonavit Rogelio Castro, que, al igual que los diputados locales, no se alinea con Huacho: Miguel Candila es gente de Ernesto Mena; Ermelindo Loeza, de Tuffy Mafud; Leticia Euán es cercana al líder estatal Mario Mex, y Fátima Perera hace equipo con la ex alcaldesa de Valladolid, Alpha Tavera.

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