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“Mamá se fue de viaje” es una cinta bien llevada, con una ligera crítica a los roles establecidos en el hogar, sirviéndose de una comedia liviana para conseguir su efecto sin fastidiar al espectador, aunque no pasa de ser un filme palomero. Me refería a la versión original argentina de 2017, porque el remake nacional, dirigido por Fernando Sariñana, retomó algunas inconsistencias del anterior y resulta poco menos que pesado.

Luego de muchos remakes revisados, me he dado cuenta que son los largometrajes grandiosos, aquellos que han hecho historia, los que se busca repetir, quizás para tratar de emular sus logros y su alcance. Eso tiene sentido; sin embargo, cuando intentamos ponerle flores a unos filmes que pasaron prácticamente desapercibidos por la cartelera es una apuesta casi perdida, incluso una decepción anunciada.

Sariñana pretende conquistar al público de la comedia ligera, el que está perfectamente definido en nuestro país, al que muy frecuentemente le venden gato por liebre, poniendo en las manos de la colosal industria de la mercadotecnia sus productos, cintas con poco potencial narrativo, con historias simplonas, de lágrima fácil, carcajada de pastelazo y actores de refilón, sacados de las telenovelas y otros digestos televisivos.

El filme nos cuenta la vida de una familia de clase media, donde la mujer y madre de familia llamada Cassandra, interpretada por la mismísima Andrea Legarreta, de quien poco podemos esperar en el plano histriónico y poco nos deja, molesta por la falta de reconocimiento de sus labores hogareñas, decide demostrarle a su marido que él no podría con el paquete. El hombre, Gabriel, interpretado decorosamente por Martín Altomaro, acepta el reto de cuidar y mantener al día una casa llena de hijos, con todo lo que ello implica; sin embargo, todo se viene abajo.

Dejando de lado la parte técnica, de la cual no adolece en nada el filme, en el argumento, más que convertirse en una crítica a la inamovilidad de los roles hogareños, se queda en un simple intento de hacer reír al espectador a como dé lugar, a veces sin conseguirlo.

Un largometraje recomendable solo para los amantes del cine palomero.

Solo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias, escríbame al correo electrónico [email protected] o sígame en mis redes sociales “CinematografoCeroCuatro” en Facebook y “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.

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