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La Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de Estados Americanos (OEA) lanzó este año un documento llamado “Covid-19 en la vida de las mujeres”, con el fin de dar a conocer los impactos diferenciados.

Siendo una agencia dedicada a la mujer, pareciera que de alguna forma evita reconocer que el impacto de esta pandemia nos ha afectado a todos (sin importar el sexo) en un mayor o menor grado ciertamente pues finalmente la sociedad en su conjunto está pagando los estragos de este virus.

Entendemos el punto que desarrolla la CIM, ya que sabemos que las mujeres son importantes para el fortalecimiento de la democracia y el desarrollo humano, sin embargo en el argumentario parecieran soslayar que también para el varón ha sido difícil enfrentar la situación.

Es verdad que se ha recrudecido la violencia intrafamiliar, que muchos menores víctimas de abuso están conviviendo con sus agresores sin poder escapar, que hay personas que están enfrentando despidos y todo ello sólo aumenta la presión en casa, el estrés, la angustia por el futuro y peor aún si en la familia se tiene a algún miembro enfermo o con discapacidad ya que ello incrementa la ansiedad por no saber cómo afrontar los gastos y lo que de la pandemia se derive.

Las escuelas cerradas también se han convertido en un factor que abona a todo este panorama pues constituían un respiro para las madres, sobre todo las que trabajan fuera del hogar, así como para los chicos pues además de convivir con sus pares y aprender cambian de panorama.

El documento, lamentablemente, tiene un sesgo, pues con el pretexto de la pandemia intenta avanzar en una agenda ideológica que busca a toda costa ofrecer el aborto como solución a los problemas de las mujeres; obviamente no lo hace de manera frontal pues al aborto le han puesto el disfraz de los “derechos sexuales y reproductivos” buscando que los Estados parte garanticen este “derecho”; lo increíble es que sigan tratando de acuñar este término cuando saben muy bien que estos no son derechos y que no están contemplados ni en la Convención Americana de Derechos Humanos ni en ningún otro tratado internacional.

En dicho documento abundan en una solución que no es solución, enfatizando el acceso al aborto mencionándolo en siete ocasiones, hace tan sólo dos referencias al tema de la educación de niños y niñas pero de forma negativa pues subraya que esto representa una carga más para la mujer; cuando de pobreza trata sólo la menciona en dos ocasiones y olvida en su propuesta a las mujeres adultas y a las adultas mayores, que dicho sea de paso son quienes más demandan atención a la salud; nos parece que este olvido es un poco intencional pues ya no están en etapa reproductiva y ya no serían objeto del negocio, perdón, quise decir de su atención.

Nos queda claro que en la OEA hay voces que se decantan por estos temas, por ello hacemos un llamado para que no se alejen de su mandato y dejen de priorizar y promover agendas impulsadas por grupos de presión, ya que se desvían de los verdaderos problemas que tenemos en el hemisferio occidental.

Que escuchen a las organizaciones que trabajan a favor de una sociedad más justa atendiendo a los que más necesitan en momentos de crisis, la propuesta es trabajar en los temas que nos unen y nos solidarizan.

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