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Ser madre sigue siendo de un valor inestimable, tienen en sus manos el futuro de las naciones y la sociedad consumista que vivimos pretende comercializar esta actividad.

¿Se puede afirmar que madre solo hay una? La respuesta es un sí sostenido: madre -y padre- solo hay uno, pero mirando alrededor tenemos que algunas personas empiezan a tener la creencia de que esta verdad contundente está cambiando dado que hay parejas que se las apañan para “comprar” hijos.

Existen clínicas de fertilidad que están comercializando la vida humana, como si de una actividad lucrativa se tratara. Es como si les dijeran a los clientes: Mujer, hombre ¿No puedes tener un hijo? nosotros te ayudamos: tenemos “donadores” de esperma y óvulos, vientres en alquiler, pida, que se lo hacemos a su gusto… tenemos tratamientos de todo tipo y por supuesto ¡nos ajustamos a su presupuesto!

Absurdo ¿verdad? Lo triste es que no es ficción, está ocurriendo…

Por supuesto que es válido que existan parejas que al afrontar la infertilidad quieran recurrir a la ciencia para lograr concebir, pero para ello existen límites éticos, ya que la vida es un don no un bien que se enajena.

Dicho de otro modo, los hijos son un regalo que a nadie le puedes exigir. Las personas no tenemos derecho a tener hijos, un hombre y una mujer tienen la potencia para ser padres, pero no es algo que en última instancia dependa de ellos, tan es así que pudieras querer dos hijos y resulta que tienes tres o pudieras querer uno y no tener ninguno o bien no querer alguno y quedar embarazados más de una vez.

Las parejas que quieren y forman familias resultan ser muy gozosas, pero por otro lado tenemos en una esquina a las parejas que desean hijos y son estériles y en la otra tenemos mujeres que no quieren ser madres y quedan embarazadas. ¿Plantea esto un dilema? No debiera, ya que la solución a ello es la adopción. Los niños que han perdido a sus padres, anhelan con toda el alma volver a crecer en una familia adoptiva, las mujeres que no desean ser madres pero han concebido hijos los pueden dar en adopción, con lo cual el núcleo de la sociedad que es la familia se sostiene generación tras generación.

Sin embargo, ya vemos muchas mujeres que han sido presas de un mundo hedonista y materialista que les grita por doquier: “Oye, tu cuerpo es tuyo, disfruta el sexo seguro”, “Mujer, que nada interfiera tu proyecto de vida”, “Tú tienes derecho a decidir”, “Que nadie te diga cuándo ser madre”, “El aborto es tu derecho, justicia social”, “Si no tienes cómo mantenerlo, deséchalo”… y podríamos agregar un largo etcétera de frases… al final, no huirán de la verdad, pues se convertirán en madres, solo que de hijos muertos y sin una tumba a dónde acudir.

Es necesario seguir insistiendo con los jóvenes, si han iniciado su vida sexual, tienen que saber que es responsabilidad suya hacerle frente a un embarazo si ocurre, y que su juventud no es sinónimo de “licencia para matar” si conciben a un bebé, una nueva vida es asunto de dos.

En el Día de las Madres rendimos homenaje a todas las que han dicho sí a la vida, porque gracias a ellas el mundo se enriquece con ese toque humano que embellece y transforma el entorno, que fomenta la unión y procura con ello hacer de este mundo uno mejor y elevamos una oración por esas madres cuyos hijos ya están con Dios.

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