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A exactamente 124 años de producirse el Milagro del Sol en Cova de Iría, Portugal, podríamos decir que esta experiencia no ha dejado indiferentes a quienes la vivieron, como tampoco a quienes lo hemos sabido.

Si nos ponemos en el contexto de hace más de un siglo en ese país se estaban viviendo momentos políticos difíciles, muchos varones eran enviados a combatir, muchas familias vivían en la incertidumbre y el luto que trae una guerra, la crisis económica que precede a estas acciones no era un mal menor, y en términos de religión iniciaba una persecución.

Cuando tres niños les dijeron a sus papás que la Virgen se les había aparecido la reacción primera no fue de gozo, la mamá de Lucía, la mayor de los tres videntes, insistía en que su hija declarara que había mentido sobre las apariciones, ya que para ella, quien además era catequista, le parecía inconcebible que la madre de Dios se hubiera fijado en su pequeña como para hacerse presente con un mensaje para el mundo.

La inocencia de los tres pastorcitos atrajo a María para comunicarles mensajes tan importantes como actuales para el día de hoy, el rezo del rosario -todos los días-, el poder de la oración de intercesión, el valor de los sacrificios y la formación.

La revelación de los famosos secretos de Fátima tan sólo confirma lo que la Virgen les decía a los niños, aunque ellos no alcanzaran a dimensionar la gravedad de las alertas resumidas en un: “No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido”.

Los niños fueron víctimas de persecución, las autoridades los encerraron en agosto para que no pudieran ir a su cita del 13 de agosto, y aunque la Virgen puntual llegó, esta cita se concretó el día 19 y como cada día las cosas empeoraban para ellos, le suplicaron a la Virgen que hiciera un milagro para que la gente crea y sepa que ellos no estaban mintiendo.

Ella les prometió que en octubre les diría quién era y que haría un milagro para que la gente se convenza.

La expectativa del 13 de octubre atrajo gente de muchos lugares y eso que no eran tiempos del internet, se contaron más de 70,000 personas congregadas sin que la lluvia les desalentara porque querían ser testigos del milagro anunciado.

Muchos fieles católicos estaban allí para suplicar a Dios gracias especiales por intercesión de María, otros atraídos por distintas razones no tan santas querían ridiculizar a quienes estaban congregados debido a su fe o bien desmontar la supuesta farsa de las apariciones.

La Virgen llegó muy puntual, les dijo que ella era Nuestra Señora del Rosario.

Les dio dos buenas noticias: que la guerra terminaría y que los militares pronto estarían en casa, dos profecías que se cumplieron cabalmente.

Les hizo una petición: que se construya allí una capilla en su honor.

Y después, tal como prometió mientras los niños continuaban en éxtasis mirándola, el sol inició su danza, que todos podían ver sin que les molestase los ojos, de estos hechos dieron cuenta puntualmente los medios de la época.

El gran milagro del sol adquiere relevancia por la hora en la que sucedió, científicos no pueden explicar cómo se produjo tal fenómeno sin intervención divina. ¿Qué nos queda a los creyentes después de ésto? La confirmación de que para Dios no hay nada imposible y que el rezo del Rosario todos los días es capaz de terminar con cualquier guerra y alcanzar la paz.

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