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Estamos en plena vorágine propiciada por la mediatización del Covid (mutaciones, número de casos, efectividad de vacunas, formas de aplicación, diseño de estrategias para aplicación, plataformas de nueva creación y cualquier número de imponderables que todo lo mencionado trae). En conclusión, hasta el momento podríamos decir que vamos transitando, aunque sea de forma atropellada, sobre rieles que nos lleven a tan anhelada protección e inmunidad, más allá de las medidas preventiva e higiénicas que nos han impuesto para bien.

Todo lo anterior también deja tierra fértil para poder realizar algunos comentarios sobre esta megatransformación en cuanto a formas, cuando de los servicios de salud hablamos, y de manera muy específica atraigo delicado asunto que preocupa y ocupa a corto y mediano plazo; me refiero al abasto, suficiencia y especificidad de medicamentos para poder atender la “N” cantidad de enfermedades que hemos descuidado y por momentos olvidado, ya que nos sentimos abstraídos por la infección y consecuencias del Sars COV 2.

Para poner en contexto y extrayendo información publicada por Novedades Yucatán el domingo pasado, en cuyo interior el artículo de José Salazar deja al descubierto fenómeno descollante, cuando de políticas públicas en salud hablamos, y me refiero específicamente al crecimiento poblacional de nuestro estado, con porcentajes al alza, y pormenorizando el número de cabeceras municipales más afectadas. Lo anterior viene aparejado con cuestionamientos válidos y de cuyas respuestas nos gustaría saber, allende la retórica política, que acaricia sin soluciones efectivas.

Entre tantas dudas nos asalta el conocer si con la infraestructura instalada de forma integral se podrá al día de hoy dar un servicio oportuno y expedito a quien solicite atención en cualquiera de las instalaciones del sistema de salud. ¿Hemos crecido en personal con base en indicadores nacionales?, ¿el número de espacios físicos es suficiente?, ¿o tenemos la misma planta laboral, pero con mayor carga y obsolescencia del equipamiento?

Finalmente les comento lo preocupante que, hasta la fecha, resulta el que no se hayan concretado los contratos de casi dos mil claves entre medicamentos y material de curación por parte de la Unops (dependiente de la OMS), que sin duda, a pesar de la ampliación de los previos, serán insuficientes y “nos quedará corto el fustán”, cuando los dolientes requieran insumos indispensables e inclusive vitales para su supervivencia: cánceres, lupus, hipertensión pulmonar, por tan solo citar. Ni qué decir de los medicamentos de batalla como los utilizados en enfermedades crónico degenerativas en adultos mayores, que en Yucatán alcanzan el 12% de la población actual. Sin duda el Covid 19 tan sólo abrió la caja de pandora, y ahora con madurez hay que afrontarlo y, en conjunto, inteligentemente solucionarlo.

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