Pacientes, cual alfareros del doctor

Jacinto Herrera León: Pacientes, cual alfareros del doctor

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Como hemos visto a través de los medios de comunicación y en redes sociales, en este mes conmemoramos dos días internacionales, que con base en el conocimiento y experiencia trastocan predominantemente a la mujer en etapa productiva y reproductiva, refiriéndome de forma específica al LUPUS y a la FIBROMIALGIA. De los pasajes transitados durante mis más de tres décadas como reumatólogo, aprovecho atraer uno de tantos…

“…Esa tarde lluviosa a finales de julio, un evento académico cambió el rumbo que circunstancialmente tomaba las riendas de mi vida. Lamirada de Mónica con diáfana sonrisa al arribar a aquella reunión de pacientes reumáticos, me hizo reflexionar sobre cuan importante es la labor de un profesional de la salud, mas allá de la prescripción de un medicamento...”

Todavía recuerdo aquel semblante acongojado, triste y con pocas ilusiones de la primera visita al consultorio. Su problema de artritis, la lejanía de su terruño y la carencia de alicientes, se habían convertido en pesada losa del irrefrenable devenir.

Aprovechando que aún no llegaban todos los invitados, le pregunté sobre la evolución de su enfermedad, encontrando como respuesta aquella sonrisa cautivadora, que solo se interrumpía cuando narraba de forma pormenorizada sobre el giro que había tomado su vida con lujo de detalles. Ilusionada me decía cuanto mejoraba su función, y me confesó que más allá de la adversidad, se sobreponía valientemente y con entereza a los otrora obstáculos, y ahora fuente de oportunidades. Cuanta enseñanza a través de una experiencia.

En contraposición de lo que muchos piensan, el servir al doliente, allende prescribirle medicamentos, implica mucho más, es entregarlo todo. Recordemos el bello pasaje del poema de Juan de Dios Peza “Reír Llorando”: Si se muere la fe, si huye la calma, si solo abrojos nuestra planta pisa, lanza la faz la tempestad del alma, un relámpago triste, la sonrisa. Sí señores, sonreír sin importar las malas noches, el cansancio, los problemas personales y sinsabores de los caprichosos, cambiantes e impositivos lineamientos dictados por mesiánicos estrategas institucionales.

Cuántas veces con lecciones de vida reaccionamos y entendemos, que si bien el mayor tiempo nos encargamos de devolver la integridad corporal a dolientes, estos mismos a través de sus relatos, se convierten enalfareros de nuestras vidas, devolviendo la salud de nuestras mentes y actitudes. Sumadas veces le agradecemos a la vida el privilegio de poder escuchar, aquilatar y aprovechar tanta sabiduría del paciente para poner en práctica.¡No tires en saco roto lo que en bandeja de plata se te ofrece!: la confianza y la vida.

Y finalizo con otro pasaje de “Reír Llorando”: El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto y también a llorar con carcajadas. Gracias a cada uno, por sus recetas de sabiduría.

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