A todos los seres humanos nos han afectado las emociones y los sentimientos encontrados, en esta pandemia del Covid-19 desde nuestras carencias y fortalezas personales, hemos respondido a los estímulos que suceden a nuestro alrededor en este tiempo de confinamiento. El optimismo se va perdiendo cuando absorbemos tanta tragedia. Hemos leído mucha información, se han compartido estadísticas, hipótesis del origen de la enfermedad, se ha pasado de la broma al miedo. De la avalancha de teorías a la confusión y nos hemos enfrentado a una realidad, que perder la salud, es perderlo todo.

Recuerdo en mi época de estudiante universitario en la ciudad de México, cuando viví el terremoto de 1985, el terror y el pánico envolvieron a toda la gran ciudad, el temor nos invadió a todos, vimos la muerte de cerca y aprendimos que la vida se puede acabar en un instante.

Desarrollamos valores sociales, como la empatía al dolor ajeno y la solidaridad. Así como defender la vida de los que estaban atrapados en los escombros. Fueron días, semanas y meses de vivir en la incertidumbre de pensar que volvería a repetirse en cualquier momento esa tragedia.

Me pregunto años después qué aprendimos los que vivimos esa experiencia, y estoy seguro que mucho, cada quien de acuerdo a su código de valores y experiencias que todos podemos aplicar en nuestro estilo de vida.

Hoy ante esta pandemia, mucho tenemos que aprender, ya no somos los mismos de hace meses, hoy somos otros. De toda experiencia que nos enfrenta a nosotros mismos, hay que extraer un aprendizaje, posiblemente muchos haremos cambios en la construcción de un nuevo estilo de vida, para ser mejores personas.

Desde nuestro autoconcepto aplicaremos lo que sí debemos cambiar y empezar a hacerlo, no podemos postergar el aplicar lo aprendido en estos meses de incertidumbre y temor.

Una renovación personal, libre, clara y concreta. Donde el respeto a cuidar la salud de los demás, es cuidar la nuestra.

Recuerden que los barcos no se hunden por el agua que les rodea, se hunden por el agua que entra en ellos. No permitas que lo que sucede a tu alrededor, te paralice y te hunda.

Animo, tú no eres lo que tienes, tú eres lo que das.