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Cuando algún fracaso, la muerte de un ser querido o situaciones conflictivas con la pareja suceden, nos sentimos tristes, deprimidos; con el tiempo nos recuperamos y volvemos a sentirnos mejor.

Sin embargo, hay otras ocasiones en que estos sentimientos y desgano se prolongan y son muy intensos. Nos sentimos tan tristes que nada nos interesa, nada parece importante, no podemos hacer nuestro trabajo, es decir, estamos entrando en DEPRESIÓN.

Los síntomas son: tristeza profunda, desgano, sentimiento y sensación de vacío. Se pierde interés hasta por las actividades que más nos gustan, comemos muy poco o mucho y bajamos o subimos excesivamente de peso. Se presenta el insomnio o se duerme demasiado.

El cuerpo se vuelve pesado y los movimientos lentos o se está ansios@ y muy intranquil@. Puede ser que la persona se sienta culpable, impotente e inútil, sin concentración, se olvidan los pendientes del día y hay mucha dificultad para tomar decisiones.

Lo peor es que pasan por la mente ideas de muerte y a veces se piensa en el suicidio.

Esto es porque la persona ha perdido la esperanza de lograr sus metas, ve el futuro NEGRO y es incapaz de afrontar las situaciones diarias.

La depresión puede presentarse en varios grados, puede aparecer una o más veces en la vida, puede estar desde la niñez o la adolescencia o en la adultez.

Algunas personas tienen pocos síntomas y otras muchos.

Es más probable que se deprima la persona que piensa en negativo, exagerando los hechos, es exigente consigo misma, se llena de culpas a sí misma de todo lo que sale “mal” y pocas, muy pocas veces, reconoce lo que sí hace bien.

Si nos damos cuenta de algunos de los síntomas comentados es imperativo buscar y encontrar ayuda médica y psicológica para revalorarse como persona y lograr recuperar la autoestima.

No somos perfect@s, sin embargo, algunos defectos y errores no son reales, son ideas falsas. Tal vez estamos relacionándonos ahora con algún individuo tóxico que nos sigue alimentando esas nefastas ideas de nuestra persona.

Reconozcamos nuestras cualidades y habilidades para valorarnos y saber con qué fortalezas contamos. Escribir una lista de las cosas buenas que hacemos y de nuestras capacidades.

Por ejemplo: “Soy honest@ y buen amig@”, “Soy responsable”, etc., etc.

Hay que cambiar las creencias negativas que han destruido la autoestima y no seguir cargando con OBLIGACIONES que nos han impuesto y no hemos cuestionado.

Revisemos nuestras creencias acerca de: SER MUJER, DE SER HOMBRE, acerca del amor y del sufrimiento, para que de verdad nos amemos y amemos al prójimo y NUNCA A COSTA DE UNO MISMO.

Se evitarán en gran parte sinsabores, enfermedades como la depresión, adicciones y la tentación de “escapar por la puerta falsa”.

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

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