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Nuestras percepciones pueden ser exageradas o irracionales

Es evidente que necesitamos URGENTEMENTE seguridad emocional. Las sacudidas históricas, tanto naturales como las provocadas: guerras, enfermedades devastadoras o la actual pandemia que azota al mundo entero sin distinción de razas, género, edades y condición socioeconómica, nos está empujando a un remolino turbulento en el que nos sentimos y estamos vulnerables e inconformes, angustiados, lo que nos hunde en un mar de tensión y preocupación con una ansiedad desbocada. Es una emoción tan natural como la ira, el miedo o la alegría; los nervios están de punta con ciertos agregados que ensombrecen la atmósfera interior debido a “alguna” amenaza y a veces con alteraciones somáticas como el ritmo cardíaco, etc.

Los medios generan tanta información externa que frecuentemente los mecanismos procesadores con los que cuenta la mente humana no pueden analizarla y resolverla, originándose entonces la típica sensación de incertidumbre que forma la ansiedad. Desde tiempos remotos la humanidad ha estudiado el miedo, tanto en los humanos como en los animales. No así la ansiedad que se suponía parte del miedo. Freud dice que aquélla se da en una atmósfera de incertidumbre, sentimientos subjetivos, de tensión, aprensión y preocupación. Es un sentimiento de inquietud, “presentimiento” que va desde la preocupación excesiva por el presente o el futuro hasta sentimientos de angustia. La ansiedad puede adoptar diversas y variadas formas en cuanto a intensidad, tiempo y síntomas.

Hay una íntima relación entre tensión y ansiedad. La tensión desemboca inexorablemente en estrés y le sigue la ansiedad. ¿Cómo superar la ansiedad? En primer lugar dejemos claro: “No esperemos nada de nadie, pero esperémoslo TODO de nosotros mismos”. Practicar ejercicios como TAI CHI, encauzar la línea del pensamiento para superar la obsesión. Ejemplo: nunca permitir que la imaginación traiga a la cabeza lo que llamamos “pensamientos catastróficos.” Hay que ponerle un alto al pensamiento negativo y llenar el pensamiento de paisajes bellos, momentos agradables, familiares, con amigos, leer un buen libro, pintar, escribir acerca de bellos momentos, etc. Con mucha paciencia y perseverancia, progresivamente, avanzar por el camino de la paz, neutralizando las crisis de ansiedad.

Tenemos que escudarnos ahora mismo. Solo tú, solo yo, solo cada quien puede ser el “salvador” de sí mismo paso a paso con firmeza. No estamos solos ¡NUNCA! Dios, el Ser Superior, la Divinidad, como sea que le llamemos, quiere lo mejor para nosotros siempre y cuando tú y yo hagamos nuestra parte, Él hará lo que falte. ¡Esperanza y fe!, nada de lamentarse, ni ser víctima de la mala suerte. NADA en esta vida es eterno, el sol sale todos los días, ¡la vida continúa!

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

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