|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Observa tus pensamientos. Separa los valiosos de los negativos y deja sólo los valiosos.- C.G. Jung, psicólogo

Donde centramos nuestra atención se dirigen nuestros pensamientos con más frecuencia e interés y se genera energía en esa dirección: positiva o negativa.

Si nuestra mente piensa demasiado sobre ciertas situaciones y sucesos de forma innecesaria, la atención se enfoca en obstáculos, en problemas, desgracias, etc. Al prestar más atención a las dificultades, alimentamos esos pensamientos con nuestra atención atrayendo esas situaciones por la cantidad de energía que les dedicamos, haciendo una montaña de lo que no lo era. Al cambiar a una actitud positiva no se transforma la situación de inmediato sino que con este cambio interno tenemos más energía, claridad y determinación para afrontar y encontrar lo mejor.

Al centrarnos en buscar la salida a las dificultades con una actitud positiva y entusiasta atraemos energía positiva y nos ayuda a salir adelante; ejemplo: al centrar la atención en los defectos y debilidades de las personas, les transmitimos energía a esas debilidades fortaleciéndolas tanto en el otro como en nosotros. Por el contrario, al dirigir nuestra atención hacia alguna cualidad y aspecto positivo de los demás, las reforzamos y ayudamos a que la persona las exprese. Nuestra personalidad está formada por valores, creencias y hábitos. Podemos enfocar nuestra energía a rasgos de personalidad que queremos tener y aquel valor o cualidad se manifestará en nosotros. Cuanto más control tengamos sobre nosotros mismos seremos más felices y libres.

Nos molestamos con otras personas cuando no han llenado nuestras expectativas o al querer controlarlas no se han dejado. Nos sentimos frustrados y estresados. Queremos controlar el tiempo, la naturaleza, el tráfico, etc. Son creencias de omnipotencia. Lo que sí podemos manejar y tener cierto control es sobre nuestro ser, siendo más conscientes y responsables de nuestros pensamientos, acciones y sentimientos. Tenemos la capacidad de elegir respuestas ante diferentes situaciones y personas que se cruzan en nuestra vida. Si no ejercemos este control o lo ejercemos muy poco, fácilmente nos creemos “víctimas” culpando y haciendo responsables a otros de lo que nos pasa. Olvidamos que somos los creadores de nuestro destino. Al culpar, entregamos el manejo y control de nuestros pensamientos y actitudes a quienes nos critican, atacan o difaman.

Si queremos recuperar las riendas de nuestra vida hay que aprender a observar y controlar nuestros pensamientos, acciones y sentimientos sin culpar a nadie. Cuanto más autocontrol tengamos, menos desearemos controlar a los demás y nuestra capacidad de vivir mejor e influir positivamente en otras personas será mayor. ¡Todos ganamos!

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

Lo más leído

skeleton





skeleton