Sanidad mental
El poder de la pluma
No depende la felicidad de lo que nos falta, sino del cultivo y buena administración de lo que ya tenemos.- N. Irala, escritor
Son varias las características que distinguen a la persona sana mentalmente. Comentaré las más relevantes en mi experiencia, tanto profesional como de vida, en los diferentes roles que escogemos y épocas que nos tocan vivir:
• No consagra su vida a lo que se imagina que debe ser sino que se esfuerza por ser auténtic@ y así no desperdicia su energía en representaciones teatrales, ni en falsas pretensiones. No es manipulador/a, se revela como realmente es sin proyectar imágenes que agraden, inciten o seduzcan a otros.
• Tiene claro que hay una gran diferencia entre ser cariños@ y actuar cariñosamente, entre ser estúpido y actuar estúpidamente, entre ser inteligente y actuar inteligentemente. No usa máscaras ni se considera inferior o superior a los demás.
No le da miedo ser autónom@. Cada quien tiene momentos de autonomía, sin embargo, la persona sana mentalmente puede mantener su autonomía por períodos cada vez más largos; algunas veces puede perder terreno o fracasar pero aun así conserva la fe porque no le da miedo pensar por sí mism@ empleando sus propios conocimientos; puede distinguir entre hechos y opiniones y acepta que no tiene todas las respuestas.
• Escucha a los otros, evalúa lo que tiene que decir porque puede y sabe llegar a sus propias conclusiones; admira y respeta a otras personas, pero no se deja definir, abatir, limitar o atemorizar por ellas. No se siente víctima como tampoco “echa culpas”. Es responsable de sus acciones y de su vida.
• Tiene un justo sentido del tiempo. Responde a cada situación de manera asertiva y le da su lugar, en mérito, importancia y dignidad, a las personas con quienes trata, porque reconoce que hay diferentes oportunidades y momentos para cada quien.
• Aprende a conocer sus emociones, sentimientos y limitaciones. Los sabe canalizar sin miedo a sus propias contradicciones o ambivalencias. Sabe cuando algo le molesta y se da cuenta cuando otros se enojan en su contra. Puede dar afecto, amar y ser amado.
• Es espontáneo, flexible, le entusiasma la vida, goza con su trabajo, el juego, la comida y con otras personas; el sexo y la naturaleza. Reconoce, acepta y disfruta sus aciertos sin sentirse culpable así como de los éxitos de los demás, sin envidia.
• Nunca basa su seguridad en controlar a los demás. Tiene optimismo y fe en lo que emprende. No se aísla de la sociedad y sus problemas. Toma en cuenta el BIEN COMÚN con miras a un mundo mejor.
¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.