|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

No depende la felicidad de lo que nos falta, sino del cultivo y buena administración de lo que ya tenemos.- N. Irala, escritor

Son varias las características que distinguen a la persona sana mentalmente. Comentaré las más relevantes en mi experiencia, tanto profesional como de vida, en los diferentes roles que escogemos y épocas que nos tocan vivir:

• No consagra su vida a lo que se imagina que debe ser sino que se esfuerza por ser auténtic@ y así no desperdicia su energía en representaciones teatrales, ni en falsas pretensiones. No es manipulador/a, se revela como realmente es sin proyectar imágenes que agraden, inciten o seduzcan a otros.

• Tiene claro que hay una gran diferencia entre ser cariños@ y actuar cariñosamente, entre ser estúpido y actuar estúpidamente, entre ser inteligente y actuar inteligentemente. No usa máscaras ni se considera inferior o superior a los demás.

No le da miedo ser autónom@. Cada quien tiene momentos de autonomía, sin embargo, la persona sana mentalmente puede mantener su autonomía por períodos cada vez más largos; algunas veces puede perder terreno o fracasar pero aun así conserva la fe porque no le da miedo pensar por sí mism@ empleando sus propios conocimientos; puede distinguir entre hechos y opiniones y acepta que no tiene todas las respuestas.

• Escucha a los otros, evalúa lo que tiene que decir porque puede y sabe llegar a sus propias conclusiones; admira y respeta a otras personas, pero no se deja definir, abatir, limitar o atemorizar por ellas. No se siente víctima como tampoco “echa culpas”. Es responsable de sus acciones y de su vida.

• Tiene un justo sentido del tiempo. Responde a cada situación de manera asertiva y le da su lugar, en mérito, importancia y dignidad, a las personas con quienes trata, porque reconoce que hay diferentes oportunidades y momentos para cada quien.

• Aprende a conocer sus emociones, sentimientos y limitaciones. Los sabe canalizar sin miedo a sus propias contradicciones o ambivalencias. Sabe cuando algo le molesta y se da cuenta cuando otros se enojan en su contra. Puede dar afecto, amar y ser amado.

• Es espontáneo, flexible, le entusiasma la vida, goza con su trabajo, el juego, la comida y con otras personas; el sexo y la naturaleza. Reconoce, acepta y disfruta sus aciertos sin sentirse culpable así como de los éxitos de los demás, sin envidia.

• Nunca basa su seguridad en controlar a los demás. Tiene optimismo y fe en lo que emprende. No se aísla de la sociedad y sus problemas. Toma en cuenta el BIEN COMÚN con miras a un mundo mejor.

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

Lo más leído

skeleton





skeleton