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Esta semana se cumplen 31 años de la llegada a la Península de Yucatán del llamado huracán del siglo, “Gilberto”, que fue un parteaguas en la historia del estado, ya que tras su paso las cosas jamás volvieron a ser como eran antes, sino muchas cambiaron, la principal tener respeto a los ciclones tropicales, algo que se había perdido con el paso del tiempo, y aprender a prepararse, aunque el largo lapso entre aquél e “Isidore” no ayudó mucho a arraigar esa cultura, que se consolidó apenas con este último.

Sin embargo, veo ahora que la población tiende a relajarse, en especial porque a Mérida ha venido a vivir mucha gente que no es de Yucatán y no sabe lo que son esos fenómenos y además toda una generación no conoce lo que es ser afectado por un meteoro potente, al grado de que la otra vez me preguntaron que si era posible que este año nos toque uno de esos ciclones poderosos, porque “quiero que mi hijo experimente y conozca lo que es un huracán, ya que a mí se me está olvidando”, explicó mi interlocutor. Hágame usted el favor, eso habla simplemente de que la población está muy relajada y yo no dudaría que ni las más elementales precauciones que se deben tomar antes de la temporada de ciclones tropicales han aplicado, mucho menos sus planes de contingencia familiar, institucional y empresarial.

Hace 31 años un panorama similar se miraba entre la población yucateca, aunque ahora, a diferencia de entonces, el gobierno se puede decir que sí tiene las pilas bien puestas. En aquel 1988 no había cultura de la prevención por parte de las autoridades como la hay ahora, todos en general, autoridades y población, estaban totalmente relajados y confiados, al grado de decir que un huracán en Yucatán era imposible, que ya era cosa del pasado.

Me da pena decirlo, pero hoy en día mucha gente piensa que se está exagerando, que solo buscamos asustar con spots sobre qué hacer ante un huracán, cómo prepararse, etc., porque Yucatán es una tierra bendita de Dios y si ya nos hemos salvado tantos años, seguiremos salvándonos. Tranquilos, dicen algunos, solo ponen los spots porque no buscan en qué gastar el presupuesto. Lo hacen por protocolo, he oído decir, pero desgraciadamente, nos guste o no, vivimos en una zona en donde los grandes ciclones tropicales han afectado desde la época de los antiguos mayas y tarde o temprano algún ciclón intenso nos va a afectar y ya vieron últimamente qué tan fuertes han estado afectando el mundo, en particular nuestra zona.

Ya lo hemos vivido, no será nada nuevo para nosotros, pero no me gustaría que todos los preparativos se hicieran a última hora, no me agrada que la gente yucateca esté tan relajada y menos que esté comentando que se está exagerando. No se trata de nada de eso, sino de que debemos ser precavidos y prepararnos por si llegáramos a ser azotados por un huracán intenso.

A 31 años de la llegada de “Gilberto” pareciera que nuestra mente se niega a aceptar que Yucatán no solo es la Tierra del Faisán y del Venado sino también de los huracanes.

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