|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Tras el paso del huracán del siglo, Gilberto, poco a poco la población peninsular se fue relajando, ya que después de 1988 ningún huracán intenso había afectado a la Península de Yucatán hasta que llegó 2002, durante el cual teníamos la presencia del fenómeno meteorológico de El Niño y cuando este fenómeno está presente la posibilidad de formación de ciclones tropicales disminuye, así como las lluvias. De modo que era un año supuestamente tranquilo en lo que se refiere a estos fenómenos.

Gilberto era cosa del pasado y había que olvidarlo, fue algo que sucedió y ya la población había bajado la guardia en la cultura de la prevención; en ese entonces, recién llegado un servidor de Pensacola, Florida, EU, retomo el centro meteorológico de la Facultad de Ingeniería e instalo por primera vez en Yucatán una estación meteorológica automática que nos iba a proporcionar datos en tiempo real de todos los parámetros climatológicos, como son: temperatura ambiente, punto de rocío, humedad relativa, sensación térmica, velocidad del viento, presión atmosférica, precipitación acumulada; una información muy valiosa que se puso de inmediato al servicio de la comunidad, y además traigo una estación móvil que permitía medir temperatura ambiente, velocidad del viento y presión atmosférica y dos sensores portátiles de temperatura y presión atmosférica, todo eso con el fin de realizar mediciones de las variables meteorológicas en alguna zona en especial.

Toda una novedad meteorológica en aquel momento y qué me iba a imaginar que todo este instrumental que traje me serviría más adelante; llegó la temporada de ciclones tropicales 2002 y la población, como ya se había hecho costumbre, relajada y sin hacer preparativos. Se decía: es una temporada más y lo sucedido con Gilberto ya en el lejano 1988 no volverá a pasar sino hasta dentro de 50 años. Las autoridades de protección civil en aquel entonces comenzaron con sus previsiones como correspondía a una temporada de ciclones tropicales.

Llega la segunda quincena de septiembre para ser exactos y se forma la tormenta tropical Isidore, que después se convertiría en huracán y se dirige a la isla de Jamaica, punto importante para la Península de Yucatán porque si un ciclón pasa sobre ella o un poco al sur seguramente nos afectará, pero resulta que Isidore pasa al norte y también resulta que era muy errático en su movimiento de traslación y todo indicaba que se dirigiría hacia la parte oeste de Cuba o al Canal de Yucatán, según los modelos matemáticos de predicción.

Pero Isidore no estaba siguiendo en un porcentaje alto lo que marcaban los modelos matemáticos, sino seguía con su movimiento errático y acercándose al norte de la Península, aunque de momento tomó rumbo al canal de Yucatán y al cruzarlo en vez de seguir con dirección noroeste, como marcaban los modelos matemáticos, viró bruscamente al oeste muy cerca de la costa noreste primero y norte después y pasó a ser una amenaza real para toda la zona norte.

Seguiremos este relato la otra semana.

Lo más leído

skeleton





skeleton