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El cambio climático ha llegado para quedarse; en este 2019, las señales de alarma se siguen registrando en todo el mundo y tienden a intensificarse; junio pasado fue el mes más caliente de todos los tiempos desde que se tienen registros. Vivimos un período interglaciar donde se espera que las temperaturas suban por causas naturales, pero sobre todo por las acciones del ser humano y las emisiones de gases de tipo invernadero, con un calentamiento global y su consiguiente cambio climático aumentando la temperatura del aire y del océano; esto está castigando principalmente a las zonas vulnerables del planeta.

De no adoptarse medidas urgentes, el cambio climático se calcula que podría sumir en la pobreza a 100 millones de personas más en 2030. Muestras de esto son las olas de calor, sequías como las vividas en nuestro país en las zonas este (Veracruz), sur (Oaxaca), sureste (Chiapas y Tabasco) y la Península de Yucatán (en especial Quintana Roo y áreas limítrofes de Campeche y Quintana Roo) este año; los ciclones tropicales más potentes y destructivos, como lo fue Dorian, que dejó inhabitable parte de las islas de Bahamas y miles de muertos; últimamente el tifón Hagibis, que azotó Japón, en particular la capital Tokio y alrededores, y dejó grandes daños a la infraestructura urbana, y las inundaciones en Arabia Saudita. Todos son tan solo algunos ejemplos de las locuras climáticas que están sucediendo y que ya prácticamente dejarán de ser desórdenes del clima para ser parte de los eventos meteorológicos extremos a lo que nos estaremos enfrentando.

La parte más triste, como siempre en todo, son los más vulnerables, los países pobres, debido a que se encuentran en las zonas con mayor exposición a los fenómenos meteorológicos extremos. Las comunidades económicamente débiles son las que están sufriendo y sufrirán las consecuencias de este cambio climático; resulta una real tontería que padezcan estas consecuencias máxime que son los que menos han contribuido a que suceda el calentamiento global; de hecho está calculado que los 3,500 millones de habitantes pobres del planeta han contribuido con apenas 10% de las emisiones de gases tipo invernadero y en cambio los más ricos, que suman el 10%, son los responsables de la mayor parte de los daños.

Ya se maneja que se acentuará la distancia entre los ricos y los pobres en el mundo, en donde los ricos pagan por escapar del sobrecalentamiento, el hambre y los conflictos y los demás seres humanos sufren las consecuencias de lo que aquéllos hacen con el clima del planeta, algo totalmente aberrante.

El cambio climático influye en muchos aspectos, tanto sociales como de salud, y en no tener aire puro libre de contaminantes, agua potable y una vivienda segura. Está calculado que por el cambio climático crecerá en cientos de miles el número de defunciones debidas a enfermedades como paludismo, dengue, diarreas, mala alimentación y estrés calórico.

Este tipo de situaciones ya nos ha alcanzado, ya no podemos cerrar los ojos a la realidad porque hemos creado nuestro mundo feroz, capaz de acabar con la raza humana.

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