Repertorio clásico del Cuarteto Yucatán en San Servacio (y II)

Leonel Escalante Aguilar: Repertorio clásico del Cuarteto Yucatán en San Servacio (y II).

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Los aplausos fueron nutridos a pesar de hacerlos al término de cada movimiento cuando lo correcto es hacerlo al final de cada pieza. Para dar claridad a esto, a mi parecer, nos hizo falta un programa impreso con los señalamientos de los diversos movimientos de cada una de las piezas ejecutadas.

El programa continuó con la hermosa Crisantemi del italiano Giacomo Puccini (1858-1924), que rara vez se escucha a través de un cuarteto de cuerdas, ya que es más popular la versión para orquesta de cuerdas, fue diluida con la sutil melancolía recordando al duque de Saboya, para quien fue escrita por Puccini, una noche después de conocer la triste noticia de la muerte de su amigo.

Con fluidez dramática y la inclinación italiana de la melodía queda patente en esta breve obra de tan solo seis minutos, el homenaje que el compositor italiano dedicó al entrañable amigo, el Rey Amadeo I de España.

Mollyonthe shore, una alegre y rítmica pieza muy al estilo irlandés de Percy Grainger (1882- 1961) que el autor, nacionalizado estadunidense, originalmente escribió para su madre el día de su cumpleaños, nos contagió con los claros sonidos de los violines que parecían invitarnos a dicha conmemoración.

La aportación de Grainger a la música popular inglesa fue muy bien aceptada entre los melómanos en el siglo XX y muestra muy clara de ésta es precisamente la obra que los asistentes al concierto en San Servacio pudimos disfrutar.

El momento más emotivo de la noche se vivió con la presentación de la destacada soprano yucateca Mariana Echeverría, quien con la soltura y propiedad de quien se prepara a diario en esta difícil carrera del canto, dio muestra de su alta calidad vocal al interpretar el Himno a San Miguel Arcángel, obra del compositor yucateco Roberto Abraham Mafud, quien se encontraba presente y que, al igual que Mariana, recibió una cálida y muy merecida ovación del público presente. El concierto fue sin duda un hermoso regalo de pascua para todos.

Ante la solemne presencia de la imagen de Cristo Resucitado en un pletórico templo de San Servacio, nos retiramos haciendo la reflexión de que la música de concierto, con todas las propiedades que anímicamente nos alimentan y satisfacen los sentidos, es también bálsamo que cura, cual milagroso remedio, todos esos males que nuestra humanidad tan enfermiza y cruel, sufre ante tantas calamidades.

Enhorabuena a los organizadores, haciendo votos porque otros “medicinales” conciertos se lleven a cabo en nuestra histórica y culta ciudad vallisoletana. 

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