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Aceptar significa encontrar dentro de uno mismo la serenidad para dejar atrás el pasado con sus errores y remordimientos. El que acepta gana, muchas veces lo hemos dicho, pero a veces la vida nos pone experiencias y no las aceptamos.

Qué difícil es aceptar cuando la vida te pone pruebas difíciles de superar: esa pérdida de la vista, que al pasar de los años ya no podemos vivir sin nuestros lentes; ese dolor de espalda, que en las mañanas nos resulta desagradable; esas molestias en el colon, que con el paso del tiempo nos impiden comer lo que deseamos. Aceptar es avanzar hacia el futuro con una nueva perspectiva y valorar la posibilidad de tener una segunda oportunidad.

Pero ¡nunca aceptar es conformarse! Porque la conformación lleva en sí misma la derrota al dejar de luchar contra la adversidad. Conformarse es permitir que el pesimismo anide en nuestra mente y dejar que silencie nuestras ilusiones.

En cambio, aceptar significa que volverás a sentir seguridad cuando lleguen momentos difíciles a tu vida, y siempre lograrás consuelo para aliviar todo dolor. Conformarse es la derrota del ser humano cuando ya no le queda más que pensar en su muerte y permite que los pájaros del infortunio aniden en su mente.

Conformarse es la derrota ante la vida, es no dejar que un rayo de esperanza ilumine nuestro futuro, es pensar en negativo y dejar que el pesimismo viva en el corazón.

En cambio, la aceptación nos permite descubrir nuevos sueños, tener renovadas esperanzas y tener el perdón a flor de labios para darlo con el corazón. Aceptar no significa que serás siempre perfecto, simplemente significa que podrás superar las imperfecciones. Ese dolor, aquella desgracia, esa pérdida de la persona amada, aquel incidente que nos cambió la vida, al aceptarlo con fortaleza espiritual y conectando nuestra mente con Dios ¡buscamos una solución!

Nunca debemos conformamos, pero sí debemos muchas veces aceptar lo que en la vida nos sucede. El conformarnos nos lleva a la tristeza, a la nostalgia y a la depresión. En cambio, la aceptación es el camino hacia la paz, es dejar atrás todo lo peor y conservar todo lo mejor, es encontrar dentro de uno mismo la esperanza que mantiene nuestra vida.

Tal vez ya no tendremos la visión de cuando éramos más jóvenes; tal vez algún dolor nos ataque con crueldad, podría ser que alguna enfermedad nos lesione el cuerpo; pero la aceptación es la mejor defensa que tiene el corazón, el amor es el bien más preciado y es el modo más fácil de seguir creyendo en uno mismo y en los demás.

Conformarse es de los derrotados en la lucha de la vida; la aceptación es el éxito de los triunfadores ante la adversidad. Conformarse es ceder ante los embates del destino con sumisión y cobardía; la aceptación es continuar luchando para ser feliz a pesar de la desgracia. El problema que tienes el día del día de hoy ¿lo aceptas o te conformas?

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