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Pareciera el juego de nunca acabar, aquello a lo que se le busca solución y aquéllos dispuestos a no terminar de encontrarle una salida.

Eso aparentan los hechos de la trágica explosión en el estado de Hidalgo, sin duda una gran tragedia acumulada a las ya ocurridas con anterioridad y que no necesariamente versan sobre el mismo tema.

Cuántas cosas han sucedido en nuestra nación que representan los síntomas de la enfermedad de nuestra sociedad, temas de discotecas, de disputa por la tierra, de guarderías, de abusos de la autoridad y otras tantas cosas que sería interminable enumerar.

Una gran gama de asuntos, tantos que llenaron la paciencia hasta derramarse en amplia variedad de violencia, esa que parece interminable, aquella en la que el juego que se juega resulta hasta más peligroso.

Con ánimos desbordados, la sociedad tomó una decisión democrática buscando una salida a tantas cosas que ocurrían, parecería que al fin se había encontrado el camino al paraíso esperado.

Hoy la guerra de lodo no termina, intereses oscuros siguen lanzando sin parar sus misiles de desinformación; allí donde hace falta información se suple con desinformación; las formas de comunicación actual contribuyen velozmente a transmitir aquellas cosas y sucesos de manera instantánea.

El juego parece interminable, ya que intereses no muy claros impiden que la verdad salga a flote, los síntomas que se ven reflejados a través de comportamientos indebidos, ilegales o ilícitos, solo representan aquella enfermedad que como sociedad nos aqueja.

Hoy la solución a un tema vino a ponerse sobre la mesa, pero ante el vacío dudamos, no resulta extraña esta sensación, no es una situación que acontezca por primera vez, la percepción de cosas poco claras vuelve a aparecer.

El cuento de nunca acabar: se han propuesto soluciones en distintos tiempos, desde hace décadas, y los problemas solo se han acrecentado.

El medicamento que le fue administrado a este complejo ser denominado sociedad solo aletargó la enfermedad.
Los años transcurridos desde aquellas frases y lemas de un gobierno y emulando las más cercanas: “La solución somos todos” y “Renovación moral de la sociedad” se convirtieron, al parecer, en paños de agua fría para un paciente con alta temperatura.

Hoy la sociedad necesita encontrar la salida, los atajos que se han tomado no han resuelto el problema, el instrumento democrático está debidamente plasmado en la Constitución y la sociedad ya sabe usarlo.

Existe entonces la necesidad de hacer la reflexión acerca de lo que la sociedad deberá hacer para dejar de usar remedios y aplicar la medicina.

Lo dejo a su análisis: ¿debemos como sociedad contribuir en algo para salir del estado en que estamos, o seguimos?

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