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Una de las opciones que contiene como definición de armonía la Real Academia Española versa en el sentido de entender el término como aquello que es “Proporción y correspondencia de unas cosas con otras en el conjunto que componen”. Enfocando este término al ámbito social, existe la posibilidad de reflexionar en que tal proporción y correspondencia van acorde con lo que va sucediendo en la convivencia social.

Sin dejar fuera la posible relatividad del concepto plasmado, enfocaremos este trabajo en dos sentidos: aquel que se enlaza con lo negativo y también con lo positivo.

En otras palabras, hablar de proporción en sentido social es enumerar una cantidad de sucesos y hablar de correspondencia es enlazar esa cantidad a dichos sucesos, por consiguiente, complementando y ligando el concepto al ámbito social traería una interpretación acerca de lo que serían unas cosas con otras. Para este fin, podríamos señalar que, en el aminoro social y por supuesto armónico, aquellas cosas con otras serían los sucesos y tales sucesos los derivados de las conductas sociales.

Desde el surgimiento de la filosofía, en Grecia se pensó y habló acerca de la armonía; en ese entonces se dijo que tal acepción era para dimensionar el orden del universo y como parte de la relación hombre y espíritu.

Como punto de partida para este fin y desde el punto de vista social, podríamos encontrar en la vida actual una serie de sucesos que se han estado enlazando unos con otros, de ahí que existe una gran posibilidad de que haya una relación causa-efecto entre las cosas que hacemos y aquellas que suceden.

Sin enfocar los hechos a algo que merecemos como sociedad, pudiera ser que de acuerdo con la definición plasmada y parafraseando para este contexto, hay una correspondencia de unos hechos con otros.

Ampliando el argumento sobre aquello que señalábamos como positivo y negativo, engranaremos lo ya expuesto al contexto actual.

En esta hipótesis se señaló que pudiera existir una relación entre unos hechos y otros, por ende lo que sucede, socialmente hablando es consecuencia de lo que ya sucedió.

Para el caso, si fuera así, nuestra vivencia solo sería el resultado de lo que ya hicimos y de lo que ya estamos haciendo; pensado de manera negativa, entonces es consecuencia de lo que dejamos de hacer.

La armonía social actual está perdiendo la batalla, estamos dejando de entendernos, de comunicarnos, de dialogar, de acordar, de convivir pero sobre todo de vivir.

La simple armonía de la que hablaban los sabios filósofos indicaba que la felicidad es parte esencial para la armonía humana.

Pareciera entonces que esa armonía de la que ya se habla desde el pasado va camino a su defunción; tal aseveración pudiera entenderse viendo los rostros de todos aquellos con los nos cruzamos en el camino, con los que laboramos, los que convivimos, pero sobre todo con los que vivimos.

La reflexión: ¿Basta observar para notar si somos felices, si la armonía existe o ya está de salida?

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