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Se dice de los árboles que se rompen o caen pero no fenecen porque son de buenas raíces, dicho apropiado para las circunstancias que hoy acontecen en el diario convivir.

Pocas veces se alcanzan a ver aquellos destacados seres humanos que sobresalen de entre los demás y otro tanto menos son los que alcanzan a destacar ante tanta adversidad.

Pero el principal obstáculo con el que se topan aquellos que dan los primeros pasos para sobresalir es consigo mismos. Tendríamos que clarificar qué es aquello que ellos mismos disponen como límite para entender los alcances de tal limitación, esto no es otra cosa que aquello que llega a cada persona como incentivo desde su hogar.

Visualizar y alcanzar a entender lo que se dispone en casa como método de impulso a los descendientes es comprender que lo que se abone desde el principio será lo que incentive al gran árbol que tendremos en la posteridad.

Pero la raíz no solo es un simple medio por el cual llegan los nutrientes al tronco del gran árbol, es y representa todo el alcance y profundidad con el que inicia su vida.

Por ello, la raíz debe convertirse en el objetivo principal de los integrantes de toda sociedad; mantener como nutrientes los principios y valores representa una alternativa viable para la convivencia social.

Dejar sin nutrientes, pero sobre todo sin raíces, a cualquier sociedad, puede incrementar la posibilidad de más descomposición.

En la cotidianidad de la vida, podemos ir observando cómo los integrantes de la familia y ésta como ingrediente principal de la sociedad se resquebrajan hasta por una nimiedad.

Es así como encontramos a mujeres, hombres, jóvenes, adolescentes y hasta niños destacados envueltos en situaciones escandalosas, indecorosas, trágicas o metidos en temas relacionados con el sistema de justicia, de quienes al enterarnos de tal situación, sorprende por el destacado currículum o reconocimiento moral, social, deportivo o público.

Tales hechos no logran entenderse social, individual o personalmente en virtud de tal reconocimiento; solo queda para la reflexión encontrar aquellas cosas que podríamos suponer como las causantes.

Es allí donde aparecen las raíces, como aquel motivo que parece no tomó arraigo, ni logró llenarse de los nutrientes que se requieren para quebrarse pero no romperse, para abrirse pero no desprenderse.

Entonces esta raíz, la del tema que nos ocupa, es la que fortalece al ser humano, al hombre, al individuo pero sobre todo a la sociedad.

¿Acaso equivocadamente hoy se señala a la raíz como un objetivo equivocado para atender?, ¿de no ser así, seguimos con el mismo tipo de raíz?

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