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Señala la Real Academia Española rostro es la parte anterior de la cabeza humana desde el principio de la frente hastala punta de la barbilla; es lo que denominamos cara, mismo término que se utiliza para identificar a una persona.

En las pláticas, cuando sale a relucir un comentario en el que se está haciendo referencia a una tercera persona, misma que se acerca a quienes están en el diálogo y alguien señala que quien se está acercando es aquella sobre la que se está comentando, si hubiere alguien que no tuviere un antecedente de haberla visto en algún lugar, otro momento o haber tratado con ella, surge la frase: “No me parece conocida su cara”.

Esa es la forma en la que intentamos hacer el descubrimiento fisionómico de alguna o algunas personas, se vuelve común que la parte principal que nos sirve para identificar a alguien sea la cara, para que momentos después tengamos ya un nexo conector con aquel de quien se habla.

Es así como también, de manera casi automática, esta acción podrá o no despertar un interés en el tema de la conversación que en ese momento se dilucida; cuando no hay ni la más mínima identificación del individuo en cuestión en automático nos desconectamos del tema y nos distraemos con otro asunto o iniciamos una nueva conversación.

Cosa contraria sucede cuando aquel sujeto del que se habla resulta “cara conocida”, ya que empiezan a agregase hechos, sucesos, anécdotas y características que son o sucedieron con aquella persona, ingredientes que empiezan a clarificar su identidad.

Una vez reunidas todas características en esa conversación sobre el sujeto, y ya inmiscuidos los participantes en la persona motivo del interés mutuo, incorporado o no el aludido, el diálogo se centra en esa persona, llueven los comentarios acerca de sus aciertos, sus desaciertos, sus logros, sus fracasos, se enumeran los integrantes de su familia, se elabora un árbol genealógico y las conexiones que hay con la familia ampliada, cuñados, suegros, etc.

Hoy con los estragos provocados por la contingencia, ese modelo de diálogo parece no haber cambiado, pero hay cosas que no funcionan igual, ya que lo que antes nos hacía perder el interés por no ser cara conocida, ahora debería atraer nuestra atención; sean conocidos o no, hoy quienes se encuentren enfermos de este mal que nos acecha, aun sin conocerlos, no se debe perder el interés de la plática, debe generar empatía y humanidad, ya que lo que está de por medio son vidas humanas y muchas hoy se están perdiendo. Sin embargo parece que quienes son parte de los catastróficos efectos dejaron de ser rostros desconocidos y estadísticas, ya tomaron forma, ya son amigos, gente querida y apreciada.

Reflexión: hay quienes por necesidad deben salir a la calle y hacen su mejor esfuerzo para cuidarse y cuidarte; los demás estamos en condiciones de hacer algo.

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